Ez 34, 11-12.15-17; Sal 22, 1-6; 1 Cor 15, 20-26.28; Mt 25, 31-46.

“cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron”

El Banco de América es el segundo conglomerado bancario más importante de Estados Unidos. Y Roy Campbell era su Vicepresidente. Nada menos. Pero en diciembre de 1995 tuvo un especial encuentro con una persona sin hogar. Y desde ese día comenzó a revisar su verdadera relación con Jesucristo. Pronto comenzó a trabajar como voluntario en la Casa Belén con adultos con diversas discapacidades físicas y también ayudando a niños con problemas o con familias disfuncionales. “En verdad les digo que cuanto dejaron de hacer con unos de estos más pequeños, también conmigo dejaron de hacerlo”. Además, en Roy Campbell, que siempre había sido católico activo, se despertó la vocación del servicio sacerdotal, y en el 2002 dejó su trabajo en el banco y entró en el Seminario. Se ordenó en el 2007. “Rezo todos los días a la Virgen María –dice–“ella guiará a cualquier persona a su Hijo, y lo hace con el amor y el cuidado de una madre. Ella me ayudó, de modo que cuando miro el crucifijo, me doy cuenta de lo que realmente es el amor”. Entre ella y los pobres llevaron a Campbell a darse del todo.

El pasado mes de marzo el Papa Francisco lo nombró obispo auxiliar de Washington. Roy Campbell sabe, por propia experiencia, que los pobres son los vicarios de Cristo. Pues, como lo recordaba san Vicente de Paúl: “No hay ninguna diferencia entre amarle a él y amar a los pobres, entre servir bien a los pobres y servirle a él”.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm