Novena a San Vicente de Paúl: Tercer Día

por | Sep 20, 2017 | Formación, Reflexiones | 0 comentarios

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS 
400 años del carisma vicentino

Señor, Padre Misericordioso, que suscitaste en San Vicente de Paúl una gran inquietud por la evangelización de los pobres, infunde tu Espíritu en los corazones de sus seguidores.
Que, al escuchar hoy el clamor de tus hijos abandonados, acudamos diligentes en su ayuda “como quien corre a apagar un fuego”.
Aviva en nosotros la llama del carisma que desde hace 400 años anima nuestra vida misionera. Te lo pedimos por tu Hijo, “el Evangelizador de los pobres”, Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Padre Nuestro…

ORACIÓN A LA VIRGEN
(De los escritos de San Vicente de Paúl)

Santísima Virgen María ayúdanos a estar dispuestos a practicar las máximas evangélicas, te pedimos que llenemos de ellas nuestro espíritu, llenemos nuestro corazón de su amor y vivamos en consecuencia. Por tu intercesión ya que, mejor que ningún otro, penetraste el sentido de esas enseñanzas y las practicaste. Para esperar que, al vernos aquí en camino de vivir según estas máximas, nos serán favorables en el tiempo y en la eternidad. (cfr. XII, 114-129)
¡Oh, santísima Virgen, pide al Señor este favor, pídele una verdadera pureza para nosotros, para toda la familia vicentina! Esta es la súplica que te hacemos. (cfr. XI, 447-449). Amén.
Dios te salve…. Gloria…

TERCER DÍA
Fundación de las Cofradías de la Caridad
23 de agosto de 1617

Signo: Una herramienta de trabajo y una imagen de un grupo trabajando por los pobres.
Canción: Enséñanos a Amar.

Iluminación Bíblica: Mateo 25, 34-40

Entonces dirá el Rey a los de su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme. Entonces los justos le responderán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?» Y el Rey les dirá: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.» Palabra del Señor.

Escuchemos a San Vicente de Paúl:

“Me hablaron de su enfermedad y de su pobreza, de tal forma que, lleno de gran compasión, lo recomendé con tanto interés y con tal sentimiento que todas las señoras se vieron impresionadas. Salieron de la ciudad más de cincuenta; y yo hice como los demás; lo visité y lo encontré en tal estado que creí conveniente confesarlo:”
“Y cuando llevaba el santísimo Sacramento, encontré algunos grupos de mujeres y Dios me dio este pensamiento: “¿No se podría intentar reunir a estas buenas señoras y exhortarles a entregarse a Dios, para servir a los pobres enfermos?”. A continuación, les indiqué que se podrían socorrer estas grandes necesidades con mucha facilidad. Inmediatamente se decidieron a ello. Luego se estableció en París esta Caridad, para hacer lo que estáis viendo. Y todo este bien procede de allí” (lX, 202-203).

Reflexión:

En el año 1617 San Vicente de Paúl vio necesario que la atención a los pobres se hiciera desde la misma comunidad de laicos y para esto acudió a las señoras que ayudaban en la parroquia en Châtillon les Dombes. Rápidamente se formaron varios grupos y se extendieron por Francia. San Vicente entonces, reglamentó la organización denominada “Caridades”, basándose en la Imitación de Jesucristo, en el amor evangélico sin fronteras, en la caridad organizada y en la búsqueda de nuevas formas de ayuda a los pobres.
El Concilio Vaticano II, después de haber llamado a los fieles laicos al deber insustituible del apostolado individual que «es el principio y fundamento de todo apostolado seglar », subraya la importancia de las formas organizadas del apostolado laical, que no solo se corresponden con la naturaleza social de la persona humana, sino que son “expresión de la comunión y de la unidad de la Iglesia en Cristo”
Es esta nuestra respuesta al participar en los diferentes movimientos como cristianos activos: poniendo al servicio nuestro carisma, dones y ministerio, como nos dice San Vicente “con el contacto con los pobres” y hoy nosotros lo hacemos a través de las organizaciones de laicos de la Familia Vicentina.

Preguntas:

• ¿Cómo vives el Evangelio en tu vida cotidiana?
• ¿Hacemos obras por caridad sin tener el sentido de justicia?
• ¿Cómo vivimos el espíritu de pobreza en la vida personal?

GOZOS

“San Vicente de Paúl, padre de los pobres y patrono de la caridad enséñanos amar a Cristo”

Fuego de la caridad, desde el campo a la ciudad,
Como campesino o preceptor de misionero a fundador.
La llama ardiente de tu celo grita en medio de los pobres
Que te aclaman como su protector.

Cuatro siglos en el camino y tus virtudes aun brillan,
En el firmamento hay una luz que nos guía 
Con la fuerza imperativa del amor al prójimo.
Encarnado en quienes sedientos buscan la justicia.

En el horizonte fijas tu mirada,
Un amor efectivo, reclaman los pobres.
Que sea nuestra caridad inventiva hasta el infinito
Con quienes a Cristo en esta tierra representan.

En Folleville, brilló la predicación,
Invitando a la conversión con celo ferviente;
Y en Chatillón la caridad presidió
El cenáculo de gracia que allí se fundó.

¡El pueblo muere de hambre y se condena!
Amos y señores de nuestras obras son
En los campos o en la ciudad se oye
La voz de Cristo “denle ustedes de comer”

¡Oh Vicente de Paúl! Que no se halle en nosotros
Un amor que sea subjetivo, ¡donativo debe ser!,
Con el esfuerzo de nuestros brazos, 
Y en la frente el sudor, para dar a conocer al prójimo
El amor de nuestro Dios.

Misión y Caridad son las alas
Que te llevaron al cielo, 
A tú entrada, pobres y ricos te esperaban
Gozosos tu hijos, mientras Cristo te coronaba
De laureles y santidad, padre y apóstol 
La Iglesia en ti se reflejaba.

ORACIÓN FINAL 
AL CORAZÓN DE SAN VICENTE DE PAÚL

Oh Corazón de San Vicente que sacaste del Sagrado Corazón de Jesús, la caridad que tú derramaste sobre todas las miserias morales y físicas de su tiempo, alcánzanos de jamás dejar pasar a nuestro lado miseria alguna sin socorrerla.
Haz que nuestra caridad sea respetuosa, delicada, comprensiva, efectiva como fue la tuya. Pon en nuestros corazones una fe viva que nos haga descubrir a Cristo sufriente en nuestros hermanos desventurados.
Llénanos del celo ardiente, luminoso, generoso que jamás encuentre dificultad alguna en servirlos. Te lo pedimos, oh Corazón de Jesús por la intercesión de aquel, cuyo corazón no latía ni actuaba más que por impulso del tuyo. Amen

Fuente: Corazón de Paúl

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