Jer 1, 1-19; Sal 70; Mt 6, 17-29.
“Quiero que me des ahora mismo, en una charola, la cabeza de Juan el bautista”
Con motivo de esta celebración, permíteme compartir contigo la reflexión que hace nuestro Pastor en la Iglesia universal…
«Hay otra persecución de la que no se habla tanto. La primera forma de persecución se debe al confesar el nombre de Cristo y por lo tanto es una persecución explícita, clara. Pero la otra persecución se presenta disfrazada como cultura, disfrazada de cultura, disfrazada de modernidad, disfrazada de progreso: es una persecución —yo diría un poco irónicamente— educada. Se reconoce cuando el hombre es perseguido no por confesar el nombre de Cristo, sino por querer tener y manifestar los valores del hijo de Dios. Por lo tanto, es una persecución contra Dios Creador en la persona de sus hijos. Y así vemos todos los días que las potencias hacen leyes que obligan a ir por este camino y una nación que no sigue estas leyes modernas, cultas o al menos que no quiera tenerlas en su legislación, es acusada, es perseguida educadamente. Es la persecución que le quita al hombre la libertad, ¡también la de la objeción de conciencia! Dios nos ha hecho libres, pero ¡esta persecución te quita la libertad! Y si tú no lo haces, serás castigado: perderás el trabajo y muchas cosas o serás dejado de lado» (Papa Francisco).
Y tú: ¿Te consideras víctima o verdugo?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Servando Sánchez Ayala, cm
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