Ser agradecidos • Una reflexión semanal con Luisa
Hemos terminado el curso 2016-2017 y es ocasión de detenernos a agradecer a Dios, a la comunidad y a todos, los favores que nos han hecho durante este curso. Santa Luisa puede servirnos de ejemplo.
“Las uvas son hermosísimas, ya sabe que no tengo dientes y no puedo comer las pequeñas, así es que se las agradezco”, le “agradezco sus hermosos y exquisitos higos que han venido muy a punto para nuestra vecindad”, o también: “Le agradecemos de todo corazón el bonito y excelente hilo que nos ha mandado, ya sabía usted que apenas nos quedaba”; “le agradezco de corazón, querida Hermana, en nombre de toda la Comunidad, el hermoso pescado que nos ha enviado” (c. 421, 462, 493, 573).
Luisa de Marillac
Reflexión:
- Son muchas las muestras de agradecimiento que santa Luisa de Marillac expresa en sus cartas, que suele terminar con la frase muy agradecida hija o servidora. Podía ser una fórmula social de educación, pero la mayoría de las veces era agradecimiento sincero a quienes se preocupaban del bienestar de ella, de su hijo, de san Vicente, de la Compañía o de los pobres.
- Las personas agradecidas se sienten satisfechas en sus relaciones sociales y saben lidiar a las dificultades de la vida, dedicando más tiempo a buscar soluciones, sin intentar eludirlas y sin culpar a nadie. Son generosas, según Cicerón, pues «la gratitud no es solo la más grande de las virtudes, sino la madre de todas las demás.»
- El agradecimiento es una emoción que siente el corazón cuando alguien descubre que otro le ayuda o le regala algo, porque le quiere. Siente que el otro le ama y se siente obligado a corresponder también él con el amor en forma de agradecimiento. El agradecimiento supone el amor de una persona hacia otra considerada necesitada, al tiempo que se espera que ésta le reconozca el amor con que se lo da y le corresponda con el agradecimiento, como muestra igualmente de su amor. Lo importante es el amor. Es frecuente en las cartas de santa Luisa la frase “le agradezco las muestras de amor que me da”.
- Es entrañable el agradecimiento que le expresa a Sor Isabel Hellot que ha cuidado a su hijo Miguel, enfermo, mientras ella estaba en Nantes: “Aunque ha sido usted la que le ha cuidado, estoy muy agradecida a todas las Hermanas y les agradezco de corazón su afecto que nunca mejor que en esta ocasión, la más sensible para mí, hubieran podido demostrarme” (c. 164). Cuando santa Luisa escribe a Sor Juliana Loret la frase “le agradezco con todo mi corazón su cariñoso afecto hacia mí” (c. 371), está indicando que el agradecimiento es el comienzo de la amistad.
- Si no recibimos gratitud por el bien que hacemos acaso sea porque no hemos sabido manifestar el amor con que lo hacemos. Si yo no reconozco que la otra persona me tiene afecto y por ello me ayuda o me regala algo, no hay sentimiento de gratitud en mi corazón. Tengo miedo a ser manipulado o ser ayudado por interés.
- Para ser agradecidos necesitamos un mínimo de humildad y aceptar la situación necesitada en la que nos encontramos; situación, en cierto modo, de inferioridad.
Cuestiones para el diálogo:
- ¿Qué compenetración tienes con tus amistades? ¿Agradeces esas relaciones? ¿Eres agradecido con los que te rodean? ¿Y con los migrantes desconocidos? ¿En tu familia y entre tus amigos te consideran agradecido porque participas y colaboras?
- ¿Somos agradecido por cortesía o porque nos sale del corazón? ¿Agradecemos de la misma manera a las personas que nos agradan como a las que nos desagradan? ¿Has reflexionado por qué algunos pobres no agradecen lo que hacemos por ellos?
Benito Martínez, C.M.
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