Gén 23, 1-4.19; 24, 1.8. 62-67; Sal 105, 1-5; Mt 9, 9-13.
Jesús llamó a Mateo a su seguimiento mientras estaba haciendo su tarea de cobrador de impuestos. Y Mateo no le respondió: Espera que haga antes mi testamento o unos ejercicios espirituales, o que me despida de mis amigos, Mateo “se levantó y lo siguió”. Y luego, para darle las gracias, organizó un banquete con gentes de su ralea, publicanos y pecadores como él.
El mundo de las excusas es un laberinto inventado por nuestros miedos. La razón se pone su mejor mandil para construir muy razonables subterfugios y disculparse por hoy… “Mañana te responderé… para lo mismo responder mañana”.
Y así se pasan los meses y los años, ¿hasta cuándo?
¿Para qué seguir inventando escusas? Lo que nos espera es un abrazo amoroso de misericordia. Así se lo dice Jesús a quienes lo acusaban de comer con publicanos y pecadores: “No necesitan de médico los sanos, sino los enfermos… No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
A ti y a mí nos llama. Ojalá que, como Mateo, nos apresuremos a seguirlo. ¡No hagamos esperar más al amor que nos sigue esperando!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Honorio López Alfonso, cm
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