Meditación cuaresmal sobre las virtudes vicencianas

por | Mar 14, 2017 | Cuaresma, Familia Vicenciana, Formación, Reflexiones | 0 comentarios

Intro

En nuestro camino hacia la Pascua en esta celebración quisiéramos reflexionar sobre  las palabras de San Vicente. Él recuerda en la Conferencia del 14 de julio de 1658 a las primeras Hijas de Caridad las cuatro virtudes que deben caracterizar a una verdadera Hija de Caridad:

HUMILDAD, CARIDAD, OBEDIENCIA, Y PACIENCIA

San Vicente representa estas cuatro virtudes con los cuatro extremos de la Cruz de Cristo

Refrán: (“cantar un refrán de una canción de Cuaresma”) 

Y la humildad está representada en el extremo inferior de la cruz:

“Para que sepamos que la humildad tiene que haceros preferir los lugares bajos, aunque la verdad es que se trata de una virtud que no deja nunca que permanezcan debajo los que la poseen, sino que por el contrario los eleva muy arriba en la perfección…”

“… Hijas mías, amemos la humildad, pongamos interés en practicar esta virtud, tan querida por el Hijo de Dios que, para practicarla, quiso morir en una cruz a la vista de todo el mundo; pongamos interés en hacer actos de humildad tanto interiores como exteriores, y para ello digámosle a Nuestro Señor: «Salvador mío, concédeme la gracia de amar el desprecio y de que no busque ser estimada, sino que prefiera todas las tareas más bajas y el último lugar de todos”. (Coste IX, 1064 y sig.)

Refrán: (“cantar un refrán de una canción de Cuaresma”)

2º Momento:

El lugar de la caridad es en lo alto de la cruz:

“La segunda virtud recomendada a las Hijas de la Caridad es la misma caridad. Es lo que nos dice la regla cuando nos recomienda la práctica de esta virtud, diciendo que tenéis que ser lo que vuestro nombre indica. Pues bien, si me preguntáis qué es la caridad, es, hijas mías, amar a Dios sobre todas las cosas y, en segundo lugar, amar al prójimo por amor de Dios. Empezando por las hermanas, el amor al prójimo quiere que os esforcéis en amaros mutuamente y en soportaros en vuestras pequeñas debilidades, comenzando por vosotras mismas Es preciso que la caridad se extienda luego a los pobres para servirles con amor”

Refrán: (“cantar un refrán de un canto de Cuaresma”) 

3er.  Momento:

La obediencia, representada en el brazo derecho de la cruz:

“Ya sabéis lo que es; ¡ojalá lo sepáis también por la práctica! ¿Qué quiere decir obediencia? Quiere decir que la persona obediente nunca quiere nada más que la voluntad de Dios en todas las cosas y la conformidad en todo con la voluntad de los superiores, de las oficialas y de las hermanas sirvientes. ¡Qué felicidad! A veces está uno preocupado por la manera como será posible hacer la voluntad de Dios; vosotras no tenéis que hacer me obedecer a vuestras reglas, y haréis la voluntad de Dios”.

Refrán: (“cantar un refrán de un canto de Cuaresma”) 

4º Momento:

El lugar de la paciencia es el brazo izquierdo de la cruz:

“La cuarta virtud que tenéis que practicar especialmente y que está representada en el brazo izquierdo de la cruz es la paciencia. Casi no hay un solo momento en que no necesitemos esa virtud de la paciencia… Entonces, ¿qué es la virtud de la paciencia? Es la que nos hace tolerar pacientemente todos los sucesos molestos con que nos encontramos en la vida, sin irritarnos; y si a veces nos dejamos llevar del malhumor, la paciencia nos hace entrar cuanto antes dentro de nosotros mismos y serena nuestra impaciencia. De aquí se sigue, mis queridas hermanas, que necesitamos tener una buena dosis de paciencia, pues aunque no tuviéramos nada que sufrir por culpa de los hombres, nosotros mismos somos tan ruines que encontramos abundante materia para sufrir, y tan tornadizos que bastantes motivos tenemos para soportarnos a nosotros mismos; y para todo esto se necesita mucha paciencia”.

Refrán: (“cantar un refrán de un canto de Cuaresma”)

Oración Final

Extracto del mensaje de Cuaresma de 2017 – Papa Francisco

“La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jn 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar”.

El Señor ―que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del Tentador― nos muestra el camino a seguir. Que el Espíritu Santo nos guíe a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados.

Canto final

Fuente: filles-de-la-charite.org

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