Reflexiones Vicentinas al Evangelio: XV Domingo de Tiempo Ordinario

por | Jul 7, 2016 | Reflexiones | 0 comentarios

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Evangelio: (San Lucas 10:25-37)

Un maestro de la Ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: “Maestro, ¿Y quién es mi prójimo?” Jesús empezó a decir: “Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto. Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vio, tomó el otro lado y siguió. Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, tomo el otro lado y paso de largo. Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio; pero éste se compadeció de él. Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo montó sobre el animal que traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: “Cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta.” Jesús entonces le preguntó: Según tu parecer, ¿cuál de estos tres fue el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?” El Maestro de la Ley contestó: “El que se mostró compasivo con él.” Y Jesús le dijo: “Vete y haz tú lo mismo.”  

Reflexión:

Jesús responde a la pregunta del abogado con una parábola que describe como manteniendo la ley no es asunto de enfocar en detalles respecto al bien o el mal o ganancia personal, sino que es asunto de correctas relaciones con nuestro prójimo, expuestas en nuestras acciones de compasión y misericordia. El Samaritano en la parábola no es conmovido a ayudar al viajero herido por ley, pero porque era una persona de compasión y misericordia. Esta es la ley escrita en nuestros corazones – no detalles sobre el mantenimiento de leyes específicas, pero un respeto general al prójimo, que surge del cuidado genuino que tenemos para otros. (Liturgia Viviente)

Meditación Vicentina:

“Algunos que estudian la Biblia dicen que el fin de esta parábola tiene una sutil rareza. Jesús le pregunta al maestro de la ley: “¿Cuál de estos tres, en tu opinión, trató al hombre que había caído en manos de los salteadores, como su prójimo? La respuesta del maestro fue: “El que se compadeció de él.” Parece ser que en hacer esa pregunta al abogado, Jesús estaba diciéndole equivalentemente, “Me preguntaste ‘¿quién era mi prójimo?’ Esa no era una buena pregunta. Debería de haber sido: “¿Para quién puedo yo SER prójimo? Y la respuesta a esa pregunta es, ‘la primera persona pobre que encuentres en el camino.’”

(McCullen, Cosas Profundas)

Discusión: (Compartan ideas sobre estas lecturas después de un momento de silencio)

Como Conferencia, “¿A quién le podemos SER su prójimo?”

Oración de Clausura:

Señor, danos la gracia para amarte con todo nuestro corazón, con todo nuestro ser, con toda nuestra fuerza y con toda nuestra mente…y a nuestro prójimo como a sí mismo. ¡Amén!

Autora: sor Kieran Kneaves, HC
Fuente: Sociedad de San Vicente de Paúl en Estados Unidos.

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