“Bienaventurados los pobres de espíritu”
1Re 17, 1-6 | Sal 120 | Mt 5, 1-12.
Comenzamos hoy a leer el “Sermón de la Montaña”, un hermoso discurso de Jesús que es como la síntesis de una nueva ley para un nuevo pueblo y que contiene los principios básicos que dirigirán la vida de los discípulos de Jesús, y les darán identidad.
Y el sermón comienza con el texto de las bienaventuranzas. En primer lugar, debemos leer las bienaventuranzas como una invitación, como un proyecto. En las primeras cuatro Jesús nos llama a dar sentido y valora las dificultades de la vida (pobreza, aflicción, desprendimiento, injusticia), de manera que las transformemos en apertura confiada a Dios, en esperanza creativa. En la segunda parte, nos llama a un compromiso para cambiar la realidad adversa. Nos llama a ser misericordiosos, limpios de corazón, a construir la paz y a buscar siempre la justicia. De esta manera, tenemos en las bienaventuranzas un proyecto de vida, la vida según el Reino de Dios.
Por otro lado, las bienaventuranzas son la descripción de la misma vida de Jesús. Y el camino del cristiano consiste en irse configurando con Jesucristo, así que describen, también, lo que estamos llamados a ser.
Bienaventurados los que escuchan la Palabra…
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero, C.M.
0 comentarios