Vocación para la oración #YoSoyVicente @SJUMission

por | Abr 9, 2016 | Formación, Reflexiones, YoSoyVicente | 0 comentarios

Andrea Pinnavaia fb

Sobre su vocación a la oración, Andrea Pinnavaia escribe desde la Universidad de St. John:

Cuanto más profundizo en mi vocación vicenciana, más me siento atraída hacia el cuidado de los pobres a través de la oración.

Los son verdaderamente personas de oración que se sentirán inspirados a servir y se verán impelidos a una vida de servicio a los demás. Cuanto más conocemos a Jesús a través de nuestra oración, más Cristo nos obliga a conocerlo en el prójimo, sobre todo en los pobres.

Nuestra oración, sin embargo, no termina siendo impulsados al servicio. Una vez que nos hemos comprometido en la acción, debemos ir un paso más allá y traer a nuestra mente, todos los días, a los que nos encontramos y presentárselos a Dios. Las diferencias básicas que hago entre el servicio vicenciano y otras formas de voluntariado (para estudiantes que ofrecen su tiempo y a sí mismos en las muchas oportunidades de servicio que se ofrecen la Universidad de St. John), son que nosotros servimos porque sabemos que es a Jesús mismo a quien nos encontramos en el pobre, que estas personas son hijos queridos por Dios, hechos su imagen, y que estamos llamados a reflexionar más profundamente sobre nuestro servicio y a continuar nuestra relación con las personas a las que servimos a través de la oración.

Mis primeras experiencias de servicio vicenciano, como estudiante universitaria en St. John, fueron a través del programa «Midnight Run». Después de conocer a los hombres y las mujeres que nos encontramos en las calles de Manhattan algunas noches de invierno muy crudos, y ofrecerles una taza de sopa, una sudadera y conversación, ya no pude disfrutar de la calidez de mi habitación en Donovan Hall sin pensar en estos hermanos y hermanas. Puede ser que no vuelva a encontrarme con Sally de nuevo, cara a cara, pero puedo recordar su cara en la oración diaria —pidiendo que encontre un lugar caliente en una noche particularmente fría, que se mantenga a salvo de los robos de sus pocas posesiones y que alguna otra persona de buena voluntad le pueda dar algo de comer esta noche—. He descubierto que cuanto más vicenciana me volvía a través de mi trato con los necesitados, más tiempo tenía que pasar en oración —pidiendo por los pobres en los que nos encontramos a Cristo buscando nuestra compasión, para que se conviertan en personas con las que se cuente, para se sean estimadas y recordadas—. Por encima de todo en la oración pedía por mí misma: para que el Señor renueve constantemente mi espíritu y me dé ojos y corazón para los pobres.

En este Año Santo de la Misericordia, no nos olvidemos de orar por aquellos que han sido marginados, porque Dios oye todas nuestras oraciones y puede transformar las situaciones de aquellos que necesitan ser servidos, y los corazones de los que pueden servir para transformar la oscuridad en luz , la tristeza en alegría, y la muerte en vida.

Pinnavaia-headshotAndrea Pinnavaia es servidora en Liturgia y Formación en la Fe en el campus de la Universidad de Queens de St. John.

 

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