La cruz: darse completamente

por | Mar 24, 2016 | Formación, Reflexiones | 0 comentarios

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Desde un punto de vista vicenciano
“La cruz: darse completamente”

En el ámbito cristiano, el pasado domingo, 20 de marzo, se le conoce con más frecuencia «Domingo de Ramos», aunque también a veces como «Domingo de Pasión», ya que en la Eucaristía de este domingo proclamamos la historia del sufrimiento y muerte de Jesús. Desde este momento, la cruz comienza a tomar el sitio central como símbolo de esta semana.

Es comprensible que a algunas personas la cruz les resulte una imagen difícil de ver o para reflexionar. Sin embargo, se erige como el símbolo cristiano fundamental. En muchos lugares de nuestro campus universitario podemos mirar y ver una cruz, o alguna imagen que la sugiere. Las instituciones católicas no esconden su imagen, sino más bien la muestran en muchos contextos diferentes. Quiero decir unas pocas palabras sobre la cruz en la universidad de St. John.

La cruz se erige como el punto focal de toda la vida y el ministerio de Jesús. No podemos entender a Jesús sin comprender el significado de este instrumento de su muerte. Y se trata de darse completamente.

A menudo, cuando algunas personas escriben sobre la ejecución de Jesús, dicen que su vida le fue arrebatada. Esta es una perspectiva equivocada. Su vida no fue arrebatada, sino entregada libremente. Así lo explica Él mismo, con valentía y sin titubeos:

Nadie me quita [la vida]; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo (Jn 10, 18)

Jesús enfatiza que, al entregar su vida, lo hace por amor. Le dice a sus seguidores:

Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos…” (Jn 15, 13-14)

Toda la vida de Jesús había sido una donación. Dio auxilio y consuelo a los que fueron abandonados y alienados. Dio perdón a aquellos que lo buscaban con un corazón puro. Dio salud a los enfermos y poseídos, y dio esperanza a los que no veían ninguna posibilidad de futuro para ellos. Jesús dio libremente su tiempo y energía. Dio dignidad a los que estaban marginados y tratados como si fueran de segunda clase. Sí, se entregó a los demás con amor, compasión y generosidad.

Cuando los soldados fueron a arrestarlo en el Huerto de Getsemaní, Jesús se entregó en sus manos, garantizando al mismo tiempo la seguridad de sus seguidores. Cuando ya estaba en la cruz, dio la absolución a sus abusadores y al ladrón arrepentido. Por su preocupación y amor, entregó a su madre al discípulo amado, y el discípulo amado a su madre. Y, por último, entregó su espíritu en las manos de su Padre.

Al final del día, la cruz está vacía, no porque todo fuese tomado, sino porque ¡todo fue dado!

Jesús nunca se rindió o cedió, más bien se entregó. La cruz tiene muchas lecciones que enseñarnos en una universidad. Ofrece el gran testimonio del perdón, una enseñanza sobre la paz que vence la violencia, un testimonio de amor fiel, y las consecuencias de entregarse a la voluntad de Dios. Al igual que con la mayoría de los símbolos, los significados asociados con la cruz son ricos y variados. Hoy en la Universidad de St. John podríamos permitir que la cruz nos enseñe sobre donación generosa, que se entrega libremente, de nuestro tiempo, esfuerzos y relaciones. Podemos ser fieles a este principio en nuestra educación y en nuestras vidas. Al igual que Jesús, queremos ser dadores. La cruz omnipresente en St. John puede animarnos en esa aspiración.

Este ensayo fue escrito para el periódico estudiantil de St. John, «The Torch»

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