Vicencianos por doquier: Nuestro recorrido vicenciano

por | Mar 13, 2016 | Formación, Reflexiones | 0 comentarios

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Mientras que, desde mi asiento, miro a mi hija de casi 3 años de edad ir y venir bailando, 50 veces o más, por nuestro pasillo del piso superior, el sábado por la mañana, lo único que puedo pensar es en lo maravilloso que es Dios por ponerme en el camino en el que ahora estoy. El camino que me mantuvo en el oeste de Nueva York, cerca de la familia. El camino que me llevó a conocer a mi amor, mi mejor amigo… mi marido, Matt. El camino que nos llevó a la región más remota de Kenia para servir a los pobres con las Hijas de la Caridad. El camino que nos condujo al Sister’s Hospital [Hospital de las Hermanas] para encontrarnos con las maravillosas Hijas de la Caridad que vivieron allí en tiempos pasados. El camino que nos hizo conocer al P. John Freund, y las posteriores cenas y conversaciones que tuvimos. El camino que, hasta ahora, nos ha bendecido con dos hijos increíbles. Y el camino que nos llevó a decir «sí» al P. Aidan Rooney cuando nos pidió que sirviésemos como editores del sitio inglés de .famvin.

M-LMatt y yo crecimos en el oeste de Nueva York, no muy lejos el uno del otro, y nos conocimos cuando me estaba graduando de la universidad de Buffalo, en el programa de Maestría en Administración de Negocios, y él estaba comenzando el mismo programa. Nos casamos en 2009. A ambos nos encanta viajar. Yo trabajaba en una parroquia católica en aquel momento, y tuve la oportunidad de participar en un viaje misionero a Nicaragua. Era algo que nunca había hecho antes, así que nos fuimos a la misión de una semana de duración. Decir que cambió nuestras vidas es quedarse corto y, a partir de entonces, nos dimos cuenta de que queríamos hacer algo más. Matt se unió a nuestra parroquia de San Vicente de Paúl y empezamos a buscar otras oportunidades para ir a la misión. Conocimos a los Misioneros Seglares Vicencianos, que nos aceptaron  para viajar al año siguiente en 2012. Puedo decir con toda sinceridad  que, desde el momento en que la hermana Mary Beth Kubera nos llamó para decirnos que nos habían aceptado en la misión, pude sentir el cálido abrazo vicenciano con el que se nos daba la bienvenida a esta familia tan especial. La sensación incluso mejoró después de las jornadas de orientación (y de la propia misión) y los dos sabíamos que nuestra pertenencia a la familia vicenciana iba a ser algo para toda la vida. Felizmente, continuamos en nuestro viaje.

Han pasado casi cuatro años desde nuestra misión de Kenia (puedes leer sobre nuestras experiencias en Kenia y otras divagaciones en mi blog personal en: astridowski.blogspot.com) y no pasa un día sin que pensemos y oremos por las personas a las que allí servimos. El tener niños pequeños ahora ha hecho que sea poco probable un nuevo viaje allí en un futuro próximo, pero nuestro objetivo siempre ha sido tratar de servirles desde aquí recaudando fondos y apoyando los proyectos en curso en su comunidad de Kenia. También tratamos de honrar el espíritu de la hermana que conocimos en Kenia, sirviendo aquí, localmente, de maneras que puedan reflejar su misión en el extranjero.

Nuestra última visita a las Hjas de la Caridad en Sister's Hospital, el 25 de mayo de 2014

Nuestra última visita a las Hjas de la Caridad en Sister’s Hospital, el 25 de mayo de 2014

Tenemos la suerte de mantenernos en contacto con muchas de las Hijas de la Caridad con las que servimos en Kenia, con nuestra familia de Misioneros Seglares Vicencianos, así como con algunas de las Hijas de la Caridad de Buffalo que tuvimos el privilegio de conocer y convivir mientras aún estaban aquí. Vi nacer a mi primer hijo, Millie, en el Sister’s Hospital, mientras que las Hijas de la Caridad todavía residían allí… ¡no muchos pueden decir que han vivido el desfile de muchas hermanas visitando su habitación del hospital y bendiciendo así al nuevo retoño! La hermana Jeraldine Fritz ha sido especialmente cercana a nuestra familia, e incluso vino a visitarnos en noviembre, por lo que ella puede dar fe del caos en el que se ha convertido nuestra casa. Se quedó en nuestra habitación de invitados, la cual ahora, en vez de «la oficina», nuestro hijo Millie la conoce cariñosamente como «la habitación de Sor Jerri».

Por lo tanto, aquí estamos, seglares vicencianos, uno trabajando a tiempo completo como tesorero asistente de un banco regional y la otra mamá a tiempo completo, que sirve como editora de contenidos del sitio .famvin en inglés. Entre el caos producido por secadores rotos, resfriados, pintura de dedos, cantar canciones de Navidad durante todo el año, fiestas de baile, y contruir pingüinos de nieve, el momento más tranquilo de nuestros días es cuando los chiquillos están durmiendo la siesta o por la noche, y podemos asentarnos y realizar nuestras labores en .famvin. Siendo los novatos en el equipo, estamos aprendiendo mucho, también de nuestros errores, pero afortunadamente comenzamos esta tarea en el Año de la Misericordia, así que por favor, ¡tened piedad de nosotros mientras encontramos nuestro camino! Por ejemplo, una de las cosas interesantes que he aprendido recientemente (debido a un error por mi parte) era el porqué usamos «famvin» en lugar de «vinfam». Según el P. John, es un compromiso a la internacionalización, aunque suene extraño para aquellos de nosotros que hablamos inglés. Nos dijo: «Históricamente, fue el genio del P. Pat Griffin quien, en 1998, se dio cuenta de que famvin funciona mejor a nivel internacional, debido a la forma que la expresión «Familia Vicenciana» se traduce en francés, español y otros idiomas.» Estos son los tipos de cosas que estamos descubriendo a lo largo del camino, fascinados al enterarnos de la historia.

Espero, en el futuro, publicar alguna cosa, de vez en cuando, sobre nuestra pequeña familia vicenciana y nuestro recorrido haciendo que crezcan nuestros pequeños discípulos. No estoy segura de a dónde nos llevará el camino de Dios en un futuro, así que viviremos cada cosa a su tiempo, de una en una… bailando, cantando y disfrutando del paseo. Gracias sor Mary Beth, Jess, sor Pat, sor Mary Shea, sor Sharon, sor Esther, sor Jerri, P. John, y P. Aidan por formar, y seguir haciéndolo, a esta familia vicenciana. ¡Y gracias a todos vosotros por darnos la bienvenida a la Familia!

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