Día de Oración y Ayuno Vicentino: martes 8 de marzo de 2016

por | Mar 8, 2016 | Reflexiones | 0 comentarios

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Día Vicentino de Ayuno y Oración
Martes 8 de marzo de 2016

Estilo de vida Vicentino – La mirada de Dios – Vicentinos plantados por Dios – Jornada Vicentina de santidad

Estilo de vida Vicentino – La espiritualidad Vicentina es parte de un estilo de vida generoso y amoroso. Es una imitación de Jesús. Primero que todo, estamos es una familia y tenemos una estructura muy especial, que pone la oración y el servicio primero. Nuestras obras, nuestras expresiones religiosas, visitas a hogares y servicio, están dirigidos por Dios. El nos llama a todos a la vida Vicentina. San Vicente es nuestro modelo a seguir. Sus enseñanzas no están desfasadas. Nosotros, como Vicentinos, tenemos que preguntarnos: ¿Quién es Jesús? ¿Cómo lo puede seguir? Estas son buenas reflexiones. ¿Usted ve un cambio en su estilo de vida? Yo veo que usted ha sido llamado y por supuesto, todos tenemos mucho que aprender. Más que eso, tenemos que orar y reflexionar las Escrituras. Es así, hemos sido llamados y hemos atendido al llamado. Y sabemos que Dios no abandonará la llamada del Hijo. Él nos ayudará a cambiar y nos dará las herramientas para servir en un estilo de vida Vicentino. Dios de verdad guía el mundo del pobre y cuando nosotros llegamos ahí, Él nos está esperando. Cristo nos llama a los pobres. El Espíritu Santo trabaja con nosotros y nos guía a este estilo de vida Vicentino y nos da este carisma para servir a los pobres. Hacer caridad es más que repartir comida e hacer un buen trabajo. Es más bien un encuentro con nuevos amigos que necesita ayuda. Necesitamos conocerlos, sus sueños, sus nombre, sus pasiones. Debemos escuchar sus historias. Les damos nuestro tiempo y nos sentamos entre ellos. Usted necesita a la Santísima Trinidad para vivir el Carisma Vicentino, que nos lleva a la vida Vicentina.

La mirada de Dios

¿Qué sucede con las caras? Cuando conocemos a alguien, le estudiamos el rostro. La cara deja escapar el alma. Podemos ver muchas cosas en la expresión facial. Lo que la gente piensa y siente se puede ver en la cara. Cuando queremos ser directos y honestos, miramos a la gente a la cara. Cuando decidimos resolver una situación difícil, la enfrentamos. Por otro lado, pararse frente a otra persona puede ser avergonzante y amenazante, pero también puede ser alentador. En el Libro de Números, el Señor instruye a Moisés sobre como quiere que los sacerdotes bendigan a las personas: “Habla con Aarón y sus hijos y diles: Así es como debes bendecir a los Israelitas. Diles: ¡El Señor te bendice y te cuida! ¡El Señor deja que su rostro brille sobre ti y te conceda las gracias! El Señor te mira amablemente y te da la paz” (Números 6:23-26). Esto es sobre el rostro de Yavé. Solemos hablar sobre la búsqueda de Dios del hombre, pero la verdad está en otra dirección. Es Dios quien nos busca a nosotros. Dios nos mira con amor y nos busca cuando huimos de Él. Los Vicentinos estamos llamados a ser la mirada de Dios, especialmente en este año de la misericordia. Conozca a la gente a la que ayuda y mírelos con el amor de Dios.

Vicentinos plantados por Dios – Nadie es malo. Los que hacen daño son hijos de Dios que ignoran su verdadera identidad. Dios nos ha llamado y nos ha plantado para que demos frutos. Debemos fertilizarnos y alimentarnos a nosotros mismos para que la fruta crezca en otros. Nos llama todos los días por nuestro nombre. El Espíritu Santo está con nosotros para ayudarnos a dar buenos frutos. Él me da el fruto. Nuestro Señor Jesús nos muestra el camino. A veces nos tenemos que podar y asegurarnos de que estamos usando el fertilizante adecuado para los que servimos. En el Evangelio de San Lucas, Dios quiere que entendamos que todos somos pecadores y que aún las personas que etiquetamos como los mayores pecadores, están llamados a la salvación. Todos debemos arrepentirnos. No debemos odiar al pecador; sino que debemos mostrarles la forma de dar mejores fruto con nuestro servicio y misericordia. Jesús nos llama a hacer todo lo posible. No a destruir el árbol hasta haberlo intentado todo. Él ama a todos aún cuando se han agotado nuestros intentos y los pecadores deban recogen lo que hayan sembrado. Nosotros a veces seguimos ayudando y nos damos cuenta de que la persona que hemos de salvar está mejorando. A veces debemos podar el árbol o cortarlo bastante para fertilizarlos para un nuevo crecimiento. Nosotros nunca renunciamos, no solo porque queremos que los que servimos den frutos; sino porque Dios también lo quiere y nos ayuda. Él no quiere perder a nadie así que nos ha llamado a servir y nos ha plantado para que ayudemos a otros a dar frutos.  ¿Qué podemos hacer para fertilizar las vida de esas personas problemáticas a las que ayudamos mientras lo seguimos intentando? ¿Cómo sabe que debe seguir ayudando o cuando es el momento de talar el árbol? Mientras nos quedamos para ayudar al nuevo nacimiento. No renunciamos, aquí es cuando la colaboración y el cambio sistemático juegan su rol. Aprenda sobre esto en Famvin.org en español.

Jornada Vicentina de santidad – Dios nos ha dado a conocer sus mandamientos. Nos ha hablado en las Escrituras y en la Tradición Católica de la Cristiandad a través del magisterio de la iglesia, las cuales están cuidadosamente basadas en las Escrituras para explicar cómo adaptar las Escrituras a los tiempos modernos. Tenemos mucha ayuda en nuestro camino hacia la santidad. Debemos orar y vivir el evangelio. Las Escrituras nos enseñan como amor y perdonar a los demás. Además estamos en el Año de la Misericordia. Yo lo invito a no solo memorizar las obras de la misericordia; sino también a vivirlas. Todo el mundo puede leer la biblia; pero solo algunos pueden descubrir la palabra de Dios y su significado. Y solo el Espíritu Santo nos permite darnos cuenta de que en las Escrituras, Dios nos está hablando, y a descubrir lo que nos está diciendo. Ésta es nuestra jornada a la santidad. La misericordia de Dios fluye en nosotros para que permitamos que fluya en los demás. No podemos ignorar el llamado a ser un discípulo y ayudar a los pobres. Ésta es nuestra llamada a la santidad. La santidad no significa que seamos mejores que los demás. La verdadera santidad es no ponernos nosotros primero. Dios siempre esta primero y la Santísima Trinidad es nuestra guía a la santidad cuando leemos las Escrituras y oramos. Así como la bondad, perdonar es necesario para recibir perdón. La jornada a la santidad es la jornada del perdón. Aún somos pecadores; pero en nuestra llamada a la santidad, somos pecadores que seguimos tratando de cumplir la voluntad de Dios en nuestra jornada a la santidad.

Bendiciones,
Lynn

 

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