Jesús, acogiendo a los pecadores, no hacía otra cosa que manifestar el amor de Dios y su perdón misericordioso. La parábola del «hijo pródigo», y que también podría titularse parábola del padre misericordioso, es una réplica de Jesús a la murmuración de los fariseos que no hacían otra cosa que criticar su acogida. Lo principal es el gran amor de Dios que se refleja en la conducta del padre.
¡Caridad y Misión!
Chuno
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