Evangelizar a los pobres con solidez

por | Ene 20, 2016 | Reflexiones | 0 comentarios

ross-reyes-dizon-sunday-readings-facebook-es

Jesús ha sido enviado para evangelizar a los pobres.

Para esta misión lo ha ungido Dios con el Espíritu. Pero evangelizar no es algo «espiritual» en el sentido de «irreal» e «inútil» siquiera.

Evangelizar no es solo anunciar por palabra y de manera abstracta la Buena Noticia. La evangelización entraña, sobre todo, una proclamación por obra, de manera concreta. Es romper la cadena injusta, desatar las correas del yugo insoportable, darles respiro a los pobres cansados y agobiados, abandonados y maltratados, entre los cuales «está nuestra oprimida y devastada tierra» (LS 2).

La evangelización, pues, que lleva a que se conozca la solidez de las enseñanzas impartidas es solo del que, habiendo proclamado palabras, les asegura a los congregados bien atentos: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír». Jesús, sí, es la Palabra creadora de Dios.

Así como Dios, con su palabra, dio origen a todo lo creado, así también Jesús, la Palabra que da plenitud a todas las palabras de Dios comunicadas antiguamente mediante los profetas, lleva a la existencia lo que él pronuncia. Así como las palabras de Dios consolaban e impulsaban a su pueblo elegido, así también la Palabra hecha carne, la única que da a conocer a Dios y sus planes y caminos, alienta a los abatidos y nos desafía a esforzarnos por un mundo más humano.

¿Son así las palabras que pronunciamos en nombre de Jesús? ¿Utilizamos las palabras recomendadas por san Vicente de Paúl (SV.ES IX:916), buenas, sinceras, entrañables, suficientes para atraer hacia Dios a gente más difícil y molesta? ¿No nos resultan palabrerías las enseñanzas de Laudato si’, siguiendo nosotros quizás con la misma vida consumista de siempre?

¿Se proclama clara y sencillamente la Escritura en nuestras iglesias de modo que todos la entiendan y broten de corazones arrepentidos lágrimas de alegría? ¿Se realiza en nuestras comunidades cristianas la afirmación de que «todos los miembros por igual se preocupan unos de otros»? ¿Contribuyen nuestras palabras a que se cree entre nosotros la comunión grata a Dios, y no la sacrílega que desmiembra a Cristo, dejando que pasen hambre los miembros necesitados?

¿Tenemos la convicción de san Vicente? Recordando con cariño y asombro los comienzos de la C.M., él iba repitiendo: «Me ha enviado para evangelizar a los pobres», y viviendo lo repetido, enseñó por su vida que nada le importaba más que evangelizar a los pobres a imitación de Cristo (SV.ES XI:321-331).

Señor, concédenos evangelizar a los pobres de palabra y de obra, asistiéndoles de todas las maneras y procurando que los demás les asistan asimismo (SV.ES XI:393).

24 de enero de 2016
3º Domingo de T.O. (C)
Neh 8, 2-4a. 5-6. 8-10; 1 Cor 12, 12-30; Lc 1, 1-4; 4, 14-21

 

Etiquetas:

0 comentarios

Enviar comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

homeless alliance
VinFlix
VFO logo

Archivo mensual

Categorías

Sígueme en Twitter

colaboración

Pin It on Pinterest

Share This
FAMVIN

GRATIS
VER