Día de Oración y Ayuno Vicentino: martes 5 de enero de 2016

por | Ene 5, 2016 | Reflexiones | 0 comentarios

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Día de Oración y Ayuno Vicentino
Martes, 05 de enero del 2016
Año de la Misericordia

La Navidad es amor – La Navidad es la familia – La Navidad es compartir – La Navidad es la Transformación

Querida Familia Vicentina: en nuestros 12 días de la Navidad, recordemos los 12 artículos del Credo de los Apóstoles y oremos siempre. Oremos por las personas sin hogar, por los perdidos y aquellos en la pobreza espiritual y material, y en especial, oremos por la paz. Dejemos que la paz siempre empiece con nosotros. Tómese el tiempo para rezar por nuestros sacerdotes, religiosos y seminaristas. Oremos por nuestros jóvenes y por el papa Francisco, que es el modelo a seguir más maravilloso. Hoy en día, en Canadá se celebra la Epifanía. Si usted es ortodoxo, lo celebrará mañana. Sienta el amor cualquier día a celebrar y comparta el amor. Bendiciones, Lynn.

La Navidad es amor – Todavía estamos en la temporada de Navidad. Este es el 12º día de Navidad y mañana es la Epifanía. En algunas, celebraciones eclesiásticas, mañana es el día 12, sin embargo en la iglesia Católica y Romana de Canadá, cae en la víspera de la Epifanía. Nuestro árbol permanecerá hasta la Epifanía. Es un gran día para la familia de mi marido. El milagro de la Navidad es amor. Vemos tantas personas cambiando y mostrando amabilidad a otros. Este año las familias de refugiados tuvieron tantas oportunidades de sentir y ver los milagros del amor. Muchos negocios que por lo general no contribuían, estuvieron dando en abundancia. Los camareros y camareras en el restaurante de mi hijo dieron sus contribuciones a la Sociedad de San Vicente de Paúl para ayudar a las familias (en su mayoría refugiados y familias inmigrantes). Hubo un máximo en las donaciones de hasta $ 10,000.00. El personal realmente quería hacer esto; sintieron el milagro de la Navidad por hacerlo. Oh, ya sé que todavía estaban los tacaños, pero la mayoría de la gente dio lo que podían con alegría pura. Los del Comité de Navidad obtuvimos tantos elogios y los entregamos a Dios. Una familia de refugiados confesó que no podían creer la generosidad de los canadienses y estaban tan felices de estar aquí y sentir la paz y no el miedo. Te damos gracias Señor por dejar que tu luz brille hacia abajo y que nos da el milagro de la Navidad y del amor.

La Navidad es la Familia – Todo amor palidece cuando vemos el amor que nuestros padres nos dan a nosotros. El amor nunca termina. No siempre lo reconocemos, sobre todo en nuestros años más jóvenes. Nos quejamos por limpiar nuestra habitación y por cumplir con las horas de regresar a casa, pero nosotros no lo vemos como el amor, hasta que somos mayores. El amor no termina, incluso después de la muerte, vivimos sus ejemplos y enseñanzas. Nuestros padres incluso nos amaron durante nuestros años de rebeldía. El amor no se dio por vencido. Nuestros padres nos dieron suficiente espacio para cometer errores; nos dieron el espacio y nos envolvieron con una manta de amor que nos cubrió en aquellos tiempos. Incluso el milagro del amor de los padres palidece en comparación con el amor de Dios. Él, que es divino, se convirtió en un niño en la carne, vivió su vida para enseñarnos y darnos amor para compartir con los demás. Fue torturado por amor a nosotros, a pesar de que él no hizo nada malo. Él se hizo hombre para darnos su luz para los demás y para enseñarnos sobre el amor y la familia, el amor por los demás.  Él nos ama y nos envuelve en un manto de amor. Él es la familia, la familia en su más alta expresión y siempre está con nosotros. Él es la razón de la temporada.

La Navidad es Compartir – El verdadero milagro de la Navidad no se trata de los regalos que recibimos, o compartimos, de la comida y de las festividades. El verdadero milagro es el amor, el amor que compartimos con los demás. Dios compartió esto con nosotros primero, Él creó este amor en nosotros para sostenernos. Este amor nos complementará, al final. El amor nos llama, como Vicentinos, para compartirlo. Compartimos nuestro tiempo, nuestros dones y nuestras posesiones, pero sobre todo compartimos el amor que nos ha dado Jesús. Es el amor lo que compartimos. Generalmente, nos esforzamos en este amor que Dios nos ha dado a través de nuestros padres, nuestros sacerdotes, nuestra familia parroquial y nuestra familia Vicentina. Aprendemos de este amor con los demás, pero realmente, debemos de abrazar el amor de nuestro Señor como real y constante. Estamos verdaderamente cubiertos del amor que se comparte por nosotros con otros. Voy a admitir, tenemos nuestras dificultades, pero no tan malas a como pensamos que las cosas son para nosotros, estamos en mejores condiciones que muchos otros. Algunos de nuestros amigos en la pobreza, no recibieron el manto de amor. Han cometido errores y nos toca que compartir el amor con ellos. Han perdido sus esperanzas y esto es lo que les aportamos a ellos a través de Cristo nuestro Señor. Damos en retorno, y por eso vemos a Jesús en cada rostro que servimos.

La Navidad es Transformación – Nuestro papel no es sólo para transformar a aquellos a quienes servimos en nuestro viaje con ellos, sino transformar nuestras vidas con el amor que damos y recibimos. Mantengamos el amor de la Navidad, todo el año, es un tiempo de perdonar. Es la transformación de nosotros mismos. No siempre es necesario tener la última palabra, debemos trabajar en hacernos un tesoro de Dios, dando a los demás. Debemos vivir el milagro de la Navidad cada día para transformarnos. Tomemos un tiempo para hablar con una persona sin hogar. A veces podemos aprender, de ver su dolor. Tal vez no les podemos ayudar a la primera vez, pero podemos plantar una semilla que con el amor y la oración, crecerá. A veces sólo quieren ser escuchados. Somos los oídos dispuestos y al escuchar y no juzgar les traemos el encanto de la Navidad todo el año. Hay más para ellos que la ropa descuidada y la suciedad que les rodea. Ellos son la creación de Dios que ha perdido la dignidad y la esperanza. Démosles el milagro de la Navidad pura y real de amor, y una oportunidad para transformarse.

Somos verdaderamente bendecidos por tener nuestra Familia Vicentina. www.famvin.org es el sitio que nos enseña mucho y tenemos la oportunidad de conocer a otras personas que están haciendo este tipo de trabajo increíble. Gracias Señor por nuestra familia Vicentina.

Bendiciones,

Lynn

 

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