27º Domingo de Tiempo Ordinario

por | Oct 2, 2015 | Reflexiones | 0 comentarios

Por: Ross Dizon Reyes.

evangelioNo se avergüenza de llamarnos hermanos (Heb 2, 11)

Jesús permanece fiel aun siendo infieles nosotros, porque no puede negarse a sí mismo.

No puede menos que ser Testigo fiel de la irrevocabilidad de los dones y la llamada de Dios. Su testimonio nos desafía y nos alienta.

En primer lugar, sí, se nos desafía: «Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto», lo que quiere decir que hemos de reflejar a Jesús fiel y al Creador con amor eterno. Por eso, nuestro amor no puede ser «como nube mañanera, como rocío de madrugada que se evapora».

Ni debemos diluir la lectura radical de la ley y los profetas. La insistencia en la indisolubilidad del matrimonio no se ha de tomar a la ligera, como a la ligera tomamos las enseñanzas: «No hagáis frente al que os agravia»; «No juréis en absoluto»; «No os dejéis llamar maestro». El listón se sitúa muy alto en el reino de Dios.

Con todo, fracasamos los tercos, débiles. O quizás somos adultos demasiado sofisticados que terminemos distorsionando el Evangelio para eludir sus exigencias. Pero no nos desesperamos: Dios «es rico en clemencia»; «se acuerda de que somos barro».

Pero dejarnos animar por el que «no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo» es comprometernos no solo a no renegar de nuestras promesas, sino también a ser misericordiosos. Así que en segundo lugar se nos insta: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo». Y nuestra compasión, al igual que la de Jesús, debe extenderse a los excluidos, como María y Rosa.

María no tiene más remedio que tomar píldoras anticonceptivas; ya no comulga. Rosa, que dejó a su marido abusivo, ya lleva 15 años cohabitando con Johnny, un compañero fiel y amoroso; con no poder comulgar, la pareja se une finalmente a la Iglesia Evángelica.

Y en cuanto a personas como Rosa, dice el Papa Francisco que debemos «acogerlas con sus heridas». Hay que «ayudarlas a caminar en la fe y en la verdad, bajo la mirada de Cristo Buen Pastor, para que formen parte apropiadamente de la vida de la Iglesia» (véase también Francis A. Quinn, obispo emérito de Sacramento, California; Veglia di preghiera).

Nuestro desafío es procurar, sí, que Dios reine plenamente en nosotros. Pero como dice san Vicente de Paúl, tenemos que comenzar con nosotros mismos, que nuestra desgracia es que nos preocupamos de hacer que reine en los otros más que en nosotros mismos (SV.ES II:82).

Y vale la pena preguntarnos antes de repartir acusaciones: si Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos a los no siempre fieles, ¿acaso habrá razón para avergonzarnos de los marginados o avergonzarles a ellos cuando celebremos la Eucaristía?

Señor, haz que seamos firmes y suaves a la vez.

Etiquetas:

0 comentarios

Enviar comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

homeless alliance
VinFlix
VFO logo

Archivo mensual

Categorías

Sígueme en Twitter

colaboración

Pin It on Pinterest

Share This
FAMVIN

GRATIS
VER