Día de Oración y Ayuno Vicentino: martes 26 de agosto de 2014

por | Ago 26, 2014 | Reflexiones | 0 comentarios

lynnDía de Oración y Ayuno Vicentino
26 de agosto 2014
Jesús Vino a Acabar con los Prejuicios – ¿Está Usted Alegre? – Decida Perdonar – Juventud Imitando a Cristo

Querida Familia Vicentina: Estamos llamados a imitar a Jesús. Es casi imposible para la mayoría de nosotros seguirlo, ya que nunca seríamos capaces de mantener el ritmo. Como Dios nos ha iluminado, vamos a llegar a imitar a Cristo como Pablo lo imitó. Esta declaración vino de Jess, uno de mis traductores, que a menudo me pide por oraciones; es un buen hombre cristiano tratando de hacer un nuevo comienzo en los EE.UU. y ahora ha sido aprobado. Seguimos orando por él y Ana porque nuestra traducción está siempre a tiempo. Evangelizamos por acción, nuestra sonrisa, nuestro amor y nuestro servicio. No necesitamos palabras. Vivimos el Evangelio y servimos a todos por igual. Que Dios bendiga vuestra semana con alegría, paz, amor y esperanza. La oración y el ayuno son importantes para lograr un cambio. Oremos juntos por la paz y el amor. Podemos ayunar de respuestas rápidas faltas de amor, chismes, falta de perdón y de la ausencia. Regocijémonos en el Señor y amemos siempre. Siempre oremos por el clero, religiosos, diáconos, obispos, cardenales y nuestro Papa Francisco. Amén!

Jesús Vino a Acabar con los Prejuicios: Nuestra homilía del domingo en la Iglesia de la Misión de la Reserva Indígena Okanagan fue predicado por un sacerdote de Nigeria. Él es una persona de la raza africana y muy firme de que Jesús vino a acabar con los prejuicios. Le preguntó a la congregación, “¿Creen ustedes que soy mejor?” Él estaba hablando acerca de los prejuicios a un público principalmente blanco en una Iglesia de la Reserva Indígena Okanagan en un país extranjero para él (Canadá). Su charla fue muy poderosa. Realmente me hizo parar y pensar. Había mucho prejuicio en el tiempo de Jesús hacia las mujeres, y los de foráneos de todo tipo. Jesús se puso en defensa de las mujeres y ayudó a la Samaritana y ayudó a los extranjeros. Él nos enseñó que todos fuimos creados por Dios, a su imagen y semejanza. Fuimos creados a la imagen de Cristo con su amor por los demás y su esperanza para todos. Se espera de nosotros que hagamos buenas obras para todas las personas, sin importar su color u origen. Esta es nuestra vocación. Para Jesús, el único extranjero o foráneo; el único extraño es alguien que se niega a entrar en el reino de Dios.

¿Está usted alegre?: Ser alegre todos los días es algo que se puede lograr. Por supuesto, tenemos momentos tristes, pero incluso en los tiempos muertos de nuestra vida, a pesar de las tragedias y la tristeza podemos encontrar la alegría. Ahorremos la alegría para los días deprimentes. Tal vez es hora de deshacerse de lo que nos arrastra hacia abajo. Deshacerse de la basura que nos impide ser felices, de manera que sólo tengamos la alegría que se nos ha dado gratuitamente. Cuando nos deshacemos de todo, excepto Dios, la alegría será dada en abundancia. Y tendremos gozo en nuestros corazones, profundamente incrustado para compartir con todos. La reconciliación es uno de los regalos más grandes que Cristo nos dio. Siempre estamos perdonados, sólo tenemos que pedirlo. La penitencia que recibimos nos da la gracia de compartir nuestra alegría con los demás. Cuando permanecemos en pecado, rompemos el corazón de nuestro Padre y nosotros realmente no nos sentimos muy buenos. Los Diez Mandamientos son un regalo increíble para nosotros y como las bienaventuranzas, no son múltiples opciones. Pongamos todo esto junto con la oración y el ayuno para dar a los demás, especialmente en nuestro servicio a los necesitados. Pensemos en llevar alegría a los presos, o en el hospital a los enfermos y para los marginados. Traiga una cara de alegría cuando visita las casas de los más necesitados. Dios bendiga a la visita y la alegría le iluminará la vida de otras personas. Obtengamos el gozo profundo de nuestros corazones y dejemos que nuestra alegría se eleve a las alturas y veamos la diferencia. Cada día es una celebración! No sabemos lo que acecha a la vuelta de la esquina. Vivamos la vida al máximo con alegría y abracemos el camino que Dios ha establecido para nosotros.

Decida Perdonar: El perdonar, así como el amor, es una decisión. Comienza con la oración que Jesús nos enseñó cuando pedimos perdón y tomamos la decisión de perdonar a otros. Estamos llamados a enterrar nuestra amargura y perdonar a los demás así como somos perdonados. Él nos perdona siempre, incluso cuando cometemos el mismo pecado. Nosotros también debemos perdonar a los demás cada vez que hacen algo contra nosotros. “Si pudiéramos patear en los pantalones a la persona responsable de la mayor parte de nuestros problemas, no se sentaría por un mes”. (Theodore Roosevelt) Nunca es demasiado tarde para caer en los brazos de Dios y pedirle que nos ayude. No nos preocupemos por las palabras; simplemente comuniquémonos desde el corazón. Todos podemos orar en cualquier momento y si las palabras son sinceras, si salen de nuestro corazón. Creámoslo, la luz de Cristo nos guiará; el perdón vendrá y la recompensa nos hará sentirnos bien por dentro y hacer que otras personas se sientan bien. La gloria de Dios brillará sobre nosotros y tal vez cambiaremos a los demás, pero incluso si la ira se encuentra todavía en las otras personas, continuemos orando y nosotros y Dios vamos a ganar la batalla juntos. Recordemos la lectura del evangelio de cuántas veces nos perdonamos. Mateo 18: “Jesús le respondió: Setenta veces siete», que significa el tiempo que se demore no importa. Identifiquemos a las personas más difíciles de perdonar en nuestras vidas y oramos ahora; el perdón vendrá si lo creemos.

La Juventud Imitando a Cristo: En Mateo 18, los discípulos le preguntan quién es el mayor en el reino de los cielos. Jesús llamó a un niño y le dijo a los discípulos “a no ser que nos convertimos como este niño, no vamos a entrar en el cielo”. Tenemos el desafío de estar presente para nuestros hijos y hacerles saber y sentir el amor de Dios. Nuestra juventud necesita este amor, más que nunca, para poder enfrentar los peligros de la vida con Dios. Los jóvenes tienen una voluntad natural para ayudar a otros, por lo que cuando los invitamos a nuestras reuniones de la Sociedad de San Vicente de Paúl y reuniones de jóvenes, nos toca saciarles la sed que tienen por imitar a Cristo. A veces no pueden pensar cómo ponerlo en palabras, pero sus acciones gritan el amor que sienten por Cristo. Los líderes juveniles tienen el reto de cargar con la fe de nuestros jóvenes. Es importante hacerles sentir que pertenecen a la comunidad de fe y no sólo pertenecen, sino que se convierten en una parte integral del cuerpo de Cristo. Recuerde, Frederic Ozanam era joven y estaba en la escuela cuando comenzó la S.S.V.P. Los jóvenes son tan importantes para nuestra vida en la iglesia.

Bendiciones, Lynn

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