Día de Oración y Ayuno Vicentino: martes 8 de abril 2014

por | Abr 8, 2014 | Reflexiones | 0 comentarios

lynnDía de Oración y Ayuno Vicentino
Martes 08 de abril 2014
La Cruz Quebrantada – Sanación en Cristo – Abrazando el desierto – Sean Todos Bienvenidos

Queridos Hermanos y Hermanas Vicentinas: Parece que sí están pasando muchas cosas. Necesitamos orar más por los demás y sobre todo por el servicio que ofrecemos en Su nombre. Hagamos de nuestro mundo un lugar mejor cada día. Elijamos hacerlo todo mejor y eso va a pasar con la ayuda de Dios. Necesitamos tener una resurrección en nuestras vidas y cambiar en nuestras propias áreas. Si cambiamos cada pequeño espacio, vamos a cambiar poco a poco el mundo. Marquemos la diferencia a través de la oración, la alegría, el amor y las sonrisas, yo sé que es el plan de Dios el que funciona y no el nuestro. Depositemos la confianza en Dios, Él tiene un plan mejor!

La Cruz Quebrantada – Dios nos envía mensajes todo el tiempo, sólo tenemos que saber discernir en ellos. El mensaje de la cruz es muy poderoso. He visto a hombres rudos derramar sus lágrimas ante la cruz y a los no creyentes volverse creyentes. Hay muchas historias sobre la Cruz. El domingo pasado llegué a la iglesia sólo para que alguien me dijera que la cruz estaba quebrada. La persona me dijo que se cayó tres veces. (Más tarde deduje que quiso decir que realmente fue que se rompió en tres lugares). Me gustó más la primera versión de la historia, de que ‘se cayó tres veces’. Le dije a nuestro párroco que parecía más apropiado creer que ‘se cayó tres veces’ como Jesús lo hizo, para que fuera un recordatorio maravilloso de que nosotros tenemos que levantar la cruz. Pero la cruz realmente estaba quebrada en tres pedazos y para la misa se juntaron los tres pedazos y se amarraron con cabuya o mecate. Una vez más, este fue un regalo de la forma en que tenemos que llevar la cruz en nuestro propio quebrantamiento y nuestro viaje personal a través de nuestro sinuoso camino a nuestra propia resurrección. Tenemos que ser la cruz para los demás, no sólo en nuestro servicio a los necesitados, sino para todas las personas que conocemos. Debemos centrarnos en hacer nuestra cruz de vida todos los días. Veamos el quebrantamiento en otros; sepamos que para muchos la cruz es el único atuendo. Abracémonos a la cruz de nuestra vida y vivamos para servir a los demás. Conozcamos el poder de la cruz siempre. Disfrutemos y abracemos la cruz rota en nuestro propio quebrantamiento y utilicemos su poder para servir más a Dios. Dios nos habla claramente en las Escrituras y en las enseñanzas de la Iglesia, pero Él nos habla más fuerte en lo que llamamos una coincidencia. La cruz quebrantada, para mí, nos decía mucho. Yo nunca miro a la cruz como la muerte, sino como un signo de amor definitivo, la esperanza y el perdón.

Sanación en Cristo – ¿Cree usted que Cristo sana? Sí, por supuesto que sí, usted lo cree. A veces, cuando usted está muy enfermo, es difícil poner la confianza en las palabras tan a menudo como las decimos. Nuestra Santa Misa instituyó en una de sus partes ‘la última cena’ que es el máximo regalo de Dios junto con Su Hijo. Cada vez que vamos a misa es una sanación, si nos abrimos a Él. Hoy, mi Conferencia de la SSVP tenía una misa ofrecida por mis intenciones. No fue fácil para ir, pero yo no me lo habría perdido. La canción de apertura con las palabras: «¿Cómo puedo dejar de cantar?» comenzó mi curación. Las lecturas fueron escritas para mí en ese momento de mi vida y uno que ha estado leyendo una y otra vez. La homilía capturó todo de mí. El Padre anunció que la misa fue ofrecida por mis intenciones y por el renuevo de una buena salud. Inmediatamente me sentí mejor. La Eucaristía y la oración que conducen a ella son lo último y yo estaba totalmente inmersa en la sanación. La sanación no es sólo para la salud, sino por todo lo que nos hace triste e improductivo. Es un regalo que realmente tenemos que desenvolver. La salvación es nuestra, alcancémosla y demos gracias a nuestro Dios por este maravilloso plan. Sabemos que somos una familia vicentina y en la iglesia durante la misa somos la familia de la Iglesia, la familia de Dios y participamos juntos en la Eucaristía. Siéntase feliz de ser parte de esta familia. Gracias por la Santa Misa, la Eucaristía y de toda la sanación que nos brinda.

Abrazando el desierto – Vayamos al desierto por un tiempo. Usted nunca está solo. Tenemos la Trinidad y todos los ángeles y santos para ayudarnos en el viaje a través de nuestro desierto. Continuamos nuestro viaje hacia la Resurrección, el que estará disponible en breve. Nuestro tiempo en el desierto nos ayuda a ser personas resucitadas. Con Jesús podemos convertir lo malo en bendiciones buenas y bellas. No se trata de residir en el dolor y los sufrimientos. Sí, todos sufrimos de dolores. Os animo a ofrecer su dolor como un sacrificio de alegría a Jesús en su viaje por el desierto y sentir la sanación, si no de dolor, usted sentirá la presencia sanadora y la alegría. Invitemos a la Trinidad en nuestro dolor. Es un privilegio sufrir durante la Cuaresma. Que sea un privilegio gozoso. Dios sanará su corazón. Una cita de  Santa Elizabeth Ann Seton: «Bienaventurados los que se desgastan por la caridad». Señor, dame un corazón generoso, siempre dispuesto a dar libremente sin mirar el costo. Dios bendiga el corazón vicentino.

Sean Todos Bienvenidos! – El ser católicos nos llama a acoger. Convertirse en un Vicentino nos impulsa a dar la bienvenida a todos. Esto nos da la dignidad y a los que damos la bienvenida. Hay una señora de Rumania que viene a la iglesia y no habla inglés. Ella sólo viene por un par de meses a la vez para visitar a su hija. Nos abrazamos cada vez y somos las mejores amigas. ¿Cómo puedo saber? Siento el amor! Nuestras sonrisas se reunieron, se utilizó el lenguaje de signos, pero en su mayoría los abrazos. Veo a Dios en ella y ella lo ve en mí. Hacemos lo mismo con el Cristo roto en la cárcel, o el amargo Cristo que no tiene hogar, y el sufrimiento de Cristo en la desesperación. Él amaba a todos y nosotros estamos llamados a hacer lo mismo. Demos la Bienvenidos al extraño; mostremos nuestras sonrisa y el amor. Sigamos el ejemplo de Jesús. Demos la Bienvenida a todas las personas independientemente de las circunstancias, los olores o de cómo se ven. Son creados a imagen de Dios y Él nos ama a todos por igual. Lleguemos a todos con el amor, independientemente de dónde se encuentren espiritualmente y dónde vivan.

Bendiciones,

Lynn

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