El P.Gabriel Naranjo, C.M. de la provincia de Colombia, escribe periódicamenteuna columna de opinión que  para el periódico religioso más leído en Colombia, Vida Nueva´. «Lo dediqué esta madrugada a la Asamblea General. Como debo limitarme a 1800 caracteres la columna es forzosamente breve».

Los Capítulos Generales…

… o sus equivalentes son la autoridad soberana de las comunidades: tienen el encargo de amasar su patrimonio espiritual y misionero, recuperar permanentemente la sintonía de sus carismas fundacionales con los signos de los tiempos, dar orientaciones para todos sus miembros y sus obras,  y elegir a sus superiores generales. El Cardenal Pironio afirmaba que su gran valor está en la oportunidad que dan a una institución eclesial de poner a la Palabra de Dios en el centro de su vida y misión y de ubicarse en el centro de la vida y la misión de la Iglesia.

Así acaba de suceder con los misioneros vicentinos, que durante este mes de julio celebraron su XLI Asamblea General, en París, por coincidir este 2010 con el 350º aniversario de la ida a «la misión del cielo» de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac. Con el propósito de una «Fidelidad Creativa para la Misión», 117 representantes de todo el mundo, apoyados por 14 traductores y otros 14 colaboradores, reflexionaron sobre el reciente sexenio, interpretaron las voces de los pobres y la actual situación del mundo y de la iglesia, y encaminaron sus próximos seis años con la reelección del Padre Gregorio Gay como superior general y unas líneas de acción que giran alrededor de su formación, la reconfiguración de sus estructuras de animación, su diálogo con los pobres y la familia vicentina, la creatividad en sus ministerios y la metodología del cambio sistémico.

Los vicentinos y las Hijas de la Caridad conforman con millares de laicos un ejército de evangelizadores de los pobres que pasa de los tres millones. Pero aún más importante que la cifra es la fuerza del binomio «Caridad y Misión» con que ahora intentan ser fieles al legado de sus fundadores, para no defraudar la esperanza de los pobres.

Gabriel Naranjo