Visité Alemania del 14 al 30 de Abril. Como aperitivo, participé en la reunión MEGVIS el día 15 y 16 en Untermanchtel. MEGVIS es la reunión de la Familia Vicenciana en Alemania. La integran la Congregación de la Misión, las Hijas de la Caridad, las Hermanas de la Federación de Hermanas de la Caridad, así como Hermanas de Austria y de Holanda. Asistimos a las reuniones 80. La reunión comprendía una serie de conferencias seguidas de coloquios en grupo. Tuvimos algunos testimonios muy interesantes: uno fue el de uno de nuestros cohermanos jóvenes, capellán militar ha ejercido su ministerio en Afganistán. Las Hijas de la Caridad presentaron tres testimonios: una trabaja con los «sin techo» en Alemania; otra cuida a mujeres o marginadas en la prostitución o que han sufrido violencia doméstica; la tercera trabaja en un proyecto que tienen las Hijas de la Caridad para atender a los moribundos (una experiencia paliativa).
En conjunto, fue muy interesante compartir estas experiencias. Uno de nuestros cohermanos jóvenes de Alemania presentó un análisis de la realidad actual y de los distintos grupos sociales en Alemania. Todos nos hicimos esta pregunta: ¿Como Familia Vicenciana, estamos respondiendo a estas realidades en términos de verdadera evangelización?
Depués de la experiencia MEGVIS, visté a los cohermanos de la casa de Lippstadt. Son cinco. Uno es Director de las Hijas de la Caridad y otro es capellán militar. Un Padre polaco es capellán del hospital, y un cohermano alemán trabaja en una parroquia con un sacerdote diocesano. Otro es estudiante y está haciendo la experiencia pastoral con un sacerdote diocesano. Tuve la agradable oportunidad de hablar con ellos unas cuantas veces y de saludar a los padres de otro cohermano joven aprovechando la circunstaancia de que ellos estaban pasando unos días de vacaciones con la comunidad al mismo tiempo que colaboraban con los padres.
Después de Lippstadt pasé a Bad Godesberg, a una casa de las Hijas de la Caridad para ancianos. Es también enfermería. Allí comí con las Hermanas y después tuvimos una sesión de preguntas y respuestas. Estuvieron presentes en este diálogo unos miembros de la Sociedad de San Vicente de Paúl que participaron activamente en la conversación. De allí pasé a la Casa Provincial de las Hijas de la Caridad de Colonia. Tuve la oportunidad de compartir la Eucaristía con las Hermanas. Después de la Eucaristía me informaron sobre la Provincia (las 10 casas). Como en muchas de las provincias europeas, las Hermanas tienen muy pocas jóvenes y ha transcurrido bastante tiempo desde la última vocación. Ese fue el punto central de nuestra oración: que Dios envíe trabajadores a su miés.
Después de una agradable jornada con las Hermanas por la que les estoy muy agradecido, de Colonia me fuí a Neiderprun, una casa de cohermanos que es un Instituto de segunda enseñanza. Además del Instituto, los cohermanos trabajan en varias parroquias cercanas. Es una comunidad de siete cohermanos de la que el superior es un Hermano Coadjutor que se está recuperando actualmente de un problema de salud en Trier. Cuatro cohermanos alemanes y dos de la Provincia de India Norte son coadjutores de las parroquias que nos están encomendadas a nosotros. La oportunidad de visitar algunas de ellas me indicó que la asistencia a la Eucaristía es mínima, pero que el pueblo tiene una verdadera experiencia de comuidad y que la atención que reciben de nuestros cohermanos es muy individualizada. Visité no solo el Instituto sino también el hospital del que es capellán un cohermano.
De allí pasé a Trier donde tuve la oportunidad de saludar a los cohermanos que trabajan allí. Con ellos vi alguno de los lugares de esta ciudad que es la más antigua de Alemania. De allí pasé dos días de descanso en Berlín con el Visitador y un cohermano joven. Visitamos la ciudad el lunes y el martes antes de volver el miércoles a Trier y el jueves a Roma el día 30 de Abril.
En conjunto fue una visita maravillosa, una oportunidad para apreciar las obras tan buenas que los cohermanos y las Hijas de la Caridad están realizando. Como ya mencioné, las Hermanas necesitan un refuerzo de vocaciones. Los cohermanos tienen muchos jóvenes en la provincia aunque toda ella se compone de menos de 20 misioneros. Pronto se ordenarán dos sacerdotes y un diácono; pero después de ellos vienen pocos, así que tenemos que intensificar nuestras oraciones para que Dios les envíe trabajadores con el fin de que aumente la relación entre todos los pertenecientes a la Familia Vicenciana en beneficio de la gran misión que tienen en MISEVI.
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