El P. Fausto Leonardo Henriquez escribe desde Honduras:A lo largo de cinco años de trabajo en parroquia he venido realizando una Misión Parroquial anual. La parroquia tiene alrededor de 80 mil habitantes. Ni el 2% de la población está evangelizada, aunque estén bautizados en su mayoría.
Normal
Padre Fausto
16
337
2003-02-12T13:21:00Z
2004-01-15T07:50:00Z
1
2062
11346
Iglesia
94
26
13382
10.2625
Normal
75
Clean
Clean
21
MicrosoftInternetExplorer4
/* Style Definitions */
table.MsoNormalTable
{mso-style-name:»Tabla normal»;
mso-tstyle-rowband-size:0;
mso-tstyle-colband-size:0;
mso-style-noshow:yes;
mso-style-parent:»»;
mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt;
mso-para-margin:0cm;
mso-para-margin-bottom:.0001pt;
mso-pagination:widow-orphan;
font-size:10.0pt;
font-family:»Times New Roman»;}
MISIÓN PARROQUIAL
ANUAL
Por el P. Fausto A. Leonardo Henríquez, c.m.
(Vayan a la otra orilla)
- Introducción.
A lo largo de cinco años de trabajo en parroquia he venido realizando
una Misión Parroquial anual. Me gustaría poder sistematizar mi experiencia de
sacerdote en una parroquia urbana y presentarla a todos los misioneros de la
Congregación de la Misión, por si les sirve, para enriquecer sus labores
pastorales en cualquier parte del mundo donde se hallen.
Mi preocupación como misionero joven, con menos de diez años de
ordenado, ha sido cómo mantener mi vocación misionera vicentina como párroco.
El problema era de mentalidad, de comprensión del carisma vicentino en la práctica
misionera. En verdad, no estaba preparado para ser párroco, hasta que al fin se
me pidió serlo y, en obediencia, aceptar la responsabilidad. Hoy, naturalmente,
considero que se puede ser párroco misionero, sin necesidad en absoluto- de
que parroquia misionera sea un eufemismo, una forma estereotipada de justificar
el trabajo en parroquia.
- El respeto a lo establecido pastoralmente en la parroquia.
Llegué a una parroquia con cuarenta años de tradición, hábitos y
costumbres. Las pastorales fundamentales estaban establecidas desde hacía mucho
tiempo atrás. Es clave dar continuidad a lo que ya está, y más si está
funcionando bien.
Ciertamente, siempre hay cosas pequeñas que hay que fortalecer y
mejorar, pero lo importante es no destruir lo que otros han trabajado con la
comunidad eclesial. Me fui adaptando, conociendo y tomando partido en la vida
de la parroquia San José de San Pedro Sula, Honduras.
- La importancia del laicado parroquial en la misión.
Algo realmente capital para el trabajo misionero en una parroquia es
tomar en cuenta la participación del laicado parroquial, entre los cuales
están, si los hubiere, los laicos vicentinos. Como la parroquia desde la cual
escribo desde su fundación ha estado impregnada por el doble carisma vicentino
de los sacerdotes de la misión y de las Hijas de la Caridad, el trabajo
pastoral ha estado lubricado por un inconsciente vicentino.
Un caso patente ha sido el equipo de Cáritas Parroquial, cuya
espiritualidad, asentada por párrocos anteriores, es marcadamente vicentina.
Los criterios de la caridad empleados por tal equipo se han empleado por más de
veinte años y la gente nueva que se suma a la caridad va en la misma línea.
Juventudes Marianas Vicentinas, cuya presencia en la parroquia abarca
más de quince años, también ha creado una mentalidad vicentina en gran parte de
la juventud de la parroquia. Su actividad pastoral es clave para el contacto
con los jóvenes, ya que sus cuatro notas resuenan en ellos permanentemente.
En el mismo orden, los líderes de los grupos y movimientos son, también,
imprescindibles para la realización de una misión parroquial, como más abajo
explicaré.
- La parroquia con espíritu vicentino.
No hay, como se puede suponer, recetas para ello, pero sí hay pistas que
sí habría que considerar para lograr que una parroquia sea misionera sin perder
el carisma heredado de San Vicente de Paúl.
Partimos de la realidad pastoral de la parroquia para elaborar
teóricamente el concepto de parroquia misionera. Enumero los siguientes
elementos que a mi juicio forman parte de una parroquia con espíritu vicentino:
a)
La
formación variada del laicado. Esto es, formación para instruir en la educación
cristiana en sus distintas etapas de niños, jóvenes y adultos. El medio para
ello es una Escuela de Formación de Laicos.
b)
Realización
de talleres para animadores misioneros desde los cuales se potencie el espíritu
de Jesucristo evangelizador y de San Vicente de Paúl.
c)
Semana
Vicentina, en la cual el laicado y feligresía en general conozca el carisma de
San Vicente y de toda la Familia Vicentina.
d)
Semana
de la Caridad, para afianzar la vocación cristiana de toda la comunidad
eclesial, especialmente de los equipos de caridad que existan en la parroquia.
Naturalmente, el referente para la caridad es San Vicente a la luz del
evangelio.
e)
Creación
de un equipo de evangelización con los mismos agentes de pastoral. Delegar
funciones respetando el principio de subsidiariedad pastoral.
f)
Campaña
de Evangelización o Misión Parroquial anual, para dar continuidad a la misión y
crear un estado de evangelización permanente, debido a que en la ciudad
continuamente hay inmigrantes.
- La Misión Parroquial Urbana.
Para llevar a cabo una misión parroquial es necesario contar con el
laicado ya activo: líderes de movimientos, asociaciones, pastoral infantil y
juvenil, y de las demás áreas de pastoral existentes en la parroquia. Tradicionalmente
hemos acostumbrado a convocar a misioneros venidos de otros lugares. Juzgo
positivamente tal acción, sin embargo, en parroquias grandes, súper pobladas,
con características difíciles se hace necesario contar con las herramientas que
se tienen.
La parroquia donde llevo cinco años de párroco hay alrededor de 80 mil
habitantes. Ni el 2% de la población
está evangelizada, aunque estén bautizados en su mayoría. De cada diez parejas
de novios al menos tres o cuatro personas están sin bautizar o sin los demás
sacramentos. No digamos si catequizados.
Pasos prácticos para una misión parroquial:
a) Se crea un Equipo Motor con
aquellas personas que el párroco considere más maduras pastoralmente y más
dinámicas. El párroco trabajará codo con codo con el Equipo Motor, pues es ahí
donde, como en nombre lo indica, se motoriza, la misión entre manos. De aquí
debe salir la fecha, duración y criterios básicos de la misión parroquial; y la
fecha de uno o dos talleres de capacitación misionera al gran Equipo de
Evangelización laical.
b) Después se convoca al Equipo de
Evangelización, que estará formado por todos los coordinadores o
responsables de áreas pastorales, equipos parroquiales y comunitarios,
comisiones y movimientos que hay dentro de la parroquia. Si hay comunidades de
vida consagrada o institutitos religiosos en el ámbito parroquial también hay
que invitarlos.
El Equipo de Evangelización lo preside el párroco, pero lo moderará un
agente de pastoral y aquél solamente pondrá el toque misionero y la asesoría que
crea haga falta.
La convocatoria es para comunicarles el propósito de llevar a cabo la
misión parroquial. Este paso es fundamental para que la gente asuma como propia
la misión y se interese desde el primer momento. Si logramos comunicar
entusiasmo en esta primera cita con todos los agentes de pastoral del Equipo de
Evangelización, habremos ganado la mitad del trabajo.
En esta primera cita hay que lograr que aporten sugerencias, ideas, lema
de la misión parroquial, cantos, temas de predicación, etc., a fin de que desde
ya sientan que nada se les impone, sino que se cuenta con ellos.
Es necesario delegar funciones desde un primer momento. Por ejemplo, si alguien sabe música de los
presentes, encargarle que busque los cantos de animación acordes con el título
de la misión parroquial o con su lema. Por ejemplo, si a la misión se le llama:
Iglesia, tu vida es misión y el lema: vayan a la otra orilla tiene que
escoger los cantos afines. Si hay una coordinación parroquial de liturgia,
encargarle la elaboración de moniciones y preces con que resuenen en las misas
mayores, la celebración de envío y la de clausura de la misión, y así
sucesivamente.
El Equipo Motor se reunirá cuantas veces sea necesario. Es aquí donde se
emplea mucho tiempo. No debe importar cuánto dura una reunión, siempre que se
justifique el trabajo preparatorio. En cambio, el Equipo de Evangelización, se
reunirá las veces que sean realmente necesarias, ya que, por lo regular, los
agentes de pastoral tienen internamente muchas actividades dentro de sus áreas
respectivas y no se les puede cargar mucho más de lo que pueden soportar.
Si hay posibilidad de conseguir patrocinios de afiches, hacer
actividades para la misión parroquial, anotar los nombres de las personas que
asumen la responsabilidad de tales funciones.
Algo muy importante es delegar, en quienes tengan desenvolvimiento,
formación pastoral y sentido eclesial, la función de comunicadores. Es decir,
darles la tarea para contacten con medios de comunicación, tanto de la iglesia
local como seculares, de radio, televisión y prensa. El uso frecuente de
parlantes y megáfonos siguen vigentes por su carácter popular. La colocación de
carteles y letreros también refuerzan la etapa fuerte de la misión.
Las últimas dos misiones parroquiales que hemos realizado han
trascendido gracias a la utilización de la radio diocesana y el canal de
televisión de la iglesia a nivel nacional. Asimismo, logramos espacios diarios
en emisoras seculares y la emisión de vía telefónica de celebraciones
parroquiales. Hemos llegado en tiempos fuertes de misión parroquial a
televisoras seculares con obras de teatro con fines evangelizadores.
Es muy probable que un primer año no resulte en una parroquia. Pero este
primer paso da cierta visión para el año siguiente. En efecto, año tras año se
van observando nuevas posibilidades de fortalecer el trabajo misionero.
- Los jóvenes y los niños en el contexto de una misión parroquial.
Cuando se convoca al equipo motor se invita a quien esté en la
coordinación de la pastoral juvenil parroquial o a quienes están trabajando
como catequistas de jóvenes. Hay que involucrarlos desde un primer momento en
la planeación de misión. Es sumamente importante apoyar todas las iniciativas y
propuestas juveniles.
A los jóvenes hay que darles apoyo total pastoralmente hablando. Si
proponen teatro, teatro; si concierto, concierto; si una marcha o caminata,
caminata, etc. Sí tienen que considerar los ejes de los temas de la misión
parroquial. O lo que es igual, seguir los criterios generales de la misión. Que
ellos los adapten y los apliquen a su ser joven.
Se les puede pedir a los jóvenes, por medio de sus catequistas, que
elaboren el dibujo del afiche. Recordemos cuán talentosos resultan los jóvenes.
Si son muchos grupos que participen todos y el Equipo Motor selecciona el que
más de adecue al sentido general de la misión. El dibujo elegido puede
utilizarse así se promocionan los valores juveniles al servicio parroquial-
para el afiche de la misión, para pegarlo en camisetas, en las hojas volantes,
etc.
En otro orden, se hace prácticamente lo mismo con la coordinación
catequesis infantil. A ellos se les facilitará los temas de la misión para que
un pequeño equipo los adapte a la mentalidad del lugar y de los niños. Esto nos
ha dado muy buenos resultados.
En las visitas domiciliarias los niños son claves para llegar a los
hogares. Los catequistas promocionan el sentido misionero de los pequeños yendo
con ellos a visitar a los niños del barrio. En la visita se pueden hacer
pescaditos de cartulina, dibujados por los niños para que ellos se los
entreguen a otros niños del sector. Así también ellos hay que explicárselo-
son pescadores de niños. Esta experiencia es muy rica si se sabe coordinar.
- De los temarios de misión y postmisión.
En mi diócesis tomamos los temarios de Cuaresma y Adviento. Otras veces
los hemos tomado de temarios preparados para ocasiones específicas (V
centenario de la primera Eucaristía en Honduras, Semana de la Biblia, Año Santo
Misionero, etc.). También hemos tomado en cuenta el material de congregaciones
misioneras asentadas en la diócesis. Asumimos los temarios que la iglesia nos
presenta para ser trabajados en las pequeñas comunidades.
Este es un acto consciente, ya que, a mi juicio, la misión vicentina, no
puede estar separada de los parámetros evangelizadores de diócesis. De los
temarios elegimos los temas más convenientes pastoralmente para la parroquia,
para fortalecer áreas y comunidades que requieran un mayor empuje misionero.
Hacemos lo mismo para la semana de predicación en los templos. Esta
predicación, detalle importante este, puede estar en manos de un sacerdote o un
laico de conocida integridad de fe y adhesión a la Iglesia.
En la postmisión se sigue trabajando con los
mismos temarios, que traen hasta cuarenta temas de reflexión. Los animadores
misioneros de las comunidades familiares se reúnen cada semana en los templos
para desmenuzar los temas y hacerlos manejables en los hogares. Para darle
seguimiento a los dueños de casa y
conservar el espíritu misionero, hacemos encuentros sectoriales en plena calle.
En estos encuentros salimos de los templos, vamos a los más alejados y
animamos el vecindario. Para los encuentros de vecinos en la calle hay un
trabajo de fondo: se busca una familia en un lugar poco evangelizado, un coro
parroquial que anime musicalmente al aire libre, un laico bien formado para que
dé una reflexión, puede ser, naturalmente, un sacerdote; se prepara bien un
escenario o simplemente se pone una mesa con mantel, flores y un crucifijo o se
pone el santo de devoción de la familia que nos acoja para el encuentro.
La experiencia misionera puede ser muy rica desde las parroquias.
Requiere tiempo, paciencia y entrega. Como en todas las cosas importantes, hay
que gastar en la misión. Para que la evangelización alcance a un mayor número
de personas hay que emplear una porción de la economía parroquial.
Hasta aquí llegan mis anotaciones. Para concluir, tengo que decir, que
las misiones parroquiales anuales son signos de esperanza que renuevan la vida
y la fe de la parroquia. Uno pone la voluntad y Dios pone el Espíritu. Se es
misionero misionando, yendo a la otra orilla.
0 comentarios