Si no hacemos distinciones y no apartamos la mirada de nuestro semejante, nos manifestamos como verdaderos bautizados en Jesúcristo, radiantes y sanados en la luz de su revelación, compañeros suyos mientras sigue él haciendo el bien y sanando a los oprimidos (cfr. Is. 58.7-8; Stg. 2.1-6).
¿Podéis ser bautizados con el bautismo con que soy bautizado? (Mc. 10.38)
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