Novena a Santa Luisa de Marillac, día 5

por | May 4, 2017 | Formación, Reflexiones | 0 comentarios

Hace 400 años, Dios puso en el corazón de San Vicente el deseo ardiente de entregarse por entero al servicio de los más pobres, y más adelante conocería a su gran amiga y compañera de misión, a quién le confio en primer lugar las Cofradias de la Caridad y luego el nacimiento de las Hijas de la Caridad. Te invito a que juntos vivamos esta novena como un espacio para descubrir las muchas facetas de santa Luisa de Marillac, a través de sus escritos más relevantes, que estos nueve días sean para nosotros de gran amor y piedad para que al celebrar esta fiesta el 9 de Mayo nos unamos a toda la iglesia para clamar a una sola voz que nuestro carisma Vicentino aún sigue vivo. Autor: Andrés Felipe Rojas Saavedra.

La cruz de Cristo

– En el nombre del Padre …..

– Oración: Oh Dios, que suscitaste en el corazón de Santa Luisa de Marillac el celo por la salvación de las almas y alentaste en ella el amor hacia tu hijo Jesucristo en la persona de los más pobres, enséñanos de ella, la virtud de la humildad, la sencillez y la caridad que la caracterizaron en su obra apostólica. Danos Señor te lo pedimos un corazón como el suyo capaz de ser fieles a la vocación y con el deseo ferviente de ser constructores de familias santas entregadas al apostolado de la Iglesia, para que se pueda construir en medio de los que sufren el Reino de los cielos con justicia y caridad. Amén.

– Palabras de Santa Luisa:

“San Pablo nos dice llorando que muchos caminan como enemigos de la Cruz de Jesucristo.
Estamos, pues, llamados a honrar la Santa Cruz, entendida en el sentido de toda clase de sufrimientos, tanto los relacionados con la misma Cruz en la que Nuestro Señor fue clavado, como las demás penas y dolores que padeció durante su santa vida humana, como El mismo nos lo enseña en diversos lugares de los santos evangelios. Pero principalmente las almas escogidas por Dios están de manera muy particular destinadas al sufrimiento, que es para ellas tan dulce y agradable que antes preferirían morir que no tener que sufrir, puesto que para ellas amar y sufrir es una misma cosa.”

– Fragmento de su biografía

Sanidad y escuelas
La necesidad más urgente era atender a los enfermos pobres que no tenían a nadie que los cuidara en sus casas y enseñar a las niñas pobres sin escolarizar en los pueblos. En su casa, un piso de París, Luisa formaba a las jóvenes que ingresaban en la Asociación en la vida espiritual y les daba unos rudimentos de enfermería. A las que no lo sabían las enseñaba a leer, a escribir y cuentas. A las pocas semanas ya estaban preparadas para ir casa por casa a atender a los enfermos y muchas capacitadas para ir a los pueblos a crear escuelas y convertirse en maestras. Todo lo hacían gratis. Los gastos corrían a cargo de las señoras de la Asociación de Voluntarias, llamadas Señoras de la Caridad. De tiempo en tiempo volvían a la casa de Luisa a actualizarse en la vida de Dios, en enfermería y en cultura.

A los pocos meses de fundar a las Hijas de la Caridad y en los años siguientes, las llamaron para que ayudaran, dirigieran u organizaran grandes hospitales de Francia: París, Angers, Nantes, Saint-Denis, etc. Luisa de Marillac se encontró que no sólo tenía que preparar a las Hijas de la Caridad en las reformas hospitalarias, técnicas y sanitarias, sino también frecuentemente hacer la organización del establecimiento juntamente y de acuerdo con los administradores del hospital. Unas veces iba ella misma en persona a fundar la comunidad del hospital, donde permanecía meses hasta que todo parecía que funcionaba ya, y otras veces, lo más común, lo hacía por cartas. Además de la técnica sanitaria y la limpieza así como la preocupación espiritual, Luisa les insistía en que pusieran humanidad, calor humano junto a la cama de los enfermos, a base de humildad, sencillez y amor que San Vicente de Paúl les había dado como su espíritu propio, y que Luisa traducía en tolerancia, mansedumbre y cordialidad.

– Reflexión personal.

– Gozos de Santa Luisa.

Oh Santa Luisa modelo de mujer creyente
Misionera y maestra de la caridad
Enséñanos a llevar a Cristo
Comunicando a otros el verdadero amor.

Enamorada fuiste, de Jesús sacramentado
Que tu ejemplo nos inspire
En estos 400 años para mostrar a otros
El cristo crucificado.

Esposa y madre que con gran ejemplo
Oraste y perseveraste para que
Tu hogar, terruño de amor, fuese
Un ejemplo del hogar de Nazaret santo.

Mística y maestra de oración,
Al Maestro con amor pintaste
Y al pernoctar en la lóbrega existencia
Entregaste a él tu mejor cuadro: tu vida santa.

Gran devota de la Madre del Cielo,
Su inmaculada concepción proclamaste,
Con gran fe y con amor, única Madre
De la compañía nombraste.

Formadora grande de las hijas de la caridad
Que con San Vicente la misericordia propagaste
Tu silencio y tu ciencia, crearon de Francia
Un ejemplo de caridad cristiana.

Ahora nosotros con amor y regocijo,
En el camino de todo vicentino,
A ti te cantamos a una sola voz,
Porque tu vida como ejemplo nos dejaste.

– Oración final:

Santa Luisa de Marillac, esposa fiel, madre modelo, formadora, misionera y maestra. Ayúdanos a alcanzar del Señor, las mismas virtudes que alentaron tu vida para entregar por completo la nuestra al servicio de Jesucristo en la personas de los más pobres, de los enfermos y de los desamparados. En tu protección confiamos la misión de toda la familia vicentina, los trabajadores sociales y la de todos los hombres y mujeres de buena voluntad que trabajan por la construcción del Reino de Dios, para que fieles al llamado de nuestro Señor Jesucristo sean agentes de la paz y la reconciliación. Amén.

Fuente: http://www.corazondepaul.com/

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