Los excluidos

por | Ene 10, 2017 | Formación, Reflexiones | 0 comentarios

¿Que sentimientos me provoca el ver esta imagen… la silueta de un ser humano dentro de una bolsa de basura?

¿Qué harías si vieras una figura envuelta en una bolsa de basura, arrodillada en la calle?

Maxwell Rushton colocó su escultura «Left Out», una inquietante alegoría sobre la falta de vivienda, por todo Londres (Westminster Bridge, Piccadilly Circus, Bank y Waterloo). En cada ocasión observaba las reacciones del público al pasar, algunas deteniéndose para investigar lo que pensaban que era una persona en una bolsa de basura, mientras que otras simplemente pasaban de largo.

Para mí, parece que hubiera un mensaje de que la gente es desechable. Es una imagen bastante impactante. Básicamente, la idea de que vemos a las personas sin hogar como basura, más que ver a una persona… no necesariamente lo hacemos, pero es desafiante».
Una persona anónima que vio la escultura.

Para un creyente, esta escultura y la reacción de la gente podría ser toda una alegoría de la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10, 25-37):

Y entonces, un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?». Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?». Él le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo».

«Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida».

Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?». Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: «Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver». ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?». «El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera».

Y nosotros vicencianos: ¿cómo es nuestra reacción ante el pobre y su necesidad? ¿Y específicamente ante los sin techo?

 

Más información: http://maxwellrushton.com/projects/left-out/

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