Día de Oración y Ayuno Vicentino: martes 28 de julio de 2015

por | Jul 28, 2015 | Reflexiones | 0 comentarios

lynn

Día de Oración y Ayuno Vicentino
martes, 28 de julio del 2015
Año de la Vida Consagrada
Oír Su Voz – Cartas de Amor de Dios – Siguiendo el Modelo a Jesús – El Acaparamiento no es un Principio Evangélico

Querida Familia Vicentina: Oremos por el deseo de experimentar la nueva vida de Dios y la voluntad de ser sanados y transformados. Dios viviente: llénanos de gratitud por el don de la vida misma. Ayúdanos a evitar a aferrarnos a los regalos que tan gratuitamente nos das. Haznos generosos, de manera que vivamos con la voluntad de ofrecer más vida a los demás. Ayúdanos a desear los dones de la vida eterna aquí y ahora, al igual que en el mundo por venir. Elevamos a nuestros sacerdotes, diáconos, obispos, seminaristas, nuestro amado Papa Francisco y a todos aquellos que contemplan consagrarse a la vida religiosa. También oramos por todos los miembros de nuestra Familia Vicentina. Amén.

Oír Su Voz – Una actitud de amor es fácil de mantener, siempre y cuando estamos con amigos, y no en el tráfico, o esperando en línea, o a toda prisa, o si uno no se siente bien. Pero Jesús no nos dio excepciones a la regla de amar a los demás. Aún en la cruz oró por todos nosotros. “Os doy un nuevo mandamiento: ámense los unos a los otros como yo os he amado, que también os améis unos a otros esta forma conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros…” Juan 13: 34.

Nuestra mayor motivación es ser un oyente activo para todos los demás. Dios es un oyente activo para nosotros; a menudo podemos divagar en nuestras oraciones, pero Él continúa escuchándonos. Estamos llamados a visitar a los necesitados y nuestro mayor regalo para ellos es escucharles. La buena escucha nos ayudará a leer entre líneas y a servir mejor. Tenemos que escuchar la voz de Dios y ser oyentes activos. Usted puede dar a la caridad o puede dar caridad amorosa. Venimos ante los necesitados y vemos a Jesús en sus caras y les damos caridad amorosa. Debemos hacer esto con todos los que conocemos; nuestras familias, nuestra Familia Vicentina y nuestros amigos. No importa lo cansado que estemos, siempre debemos dar caridad amorosa. Cuando convertimos esto en una parte de la escucha a nuestro Señor, aprenderemos que esta es su respuesta: Ámense los unos a los otros y permitan que sus acciones demuestren amor.

Cartas de Amor de Dios – Consideremos la Escritura como una colección de cartas de amor de Dios. ¡El amor más grande y por siempre! La Escritura nos da las respuestas, especialmente si reflexionamos y oramos. Siempre vamos a obtener una respuesta de amor que está demostrada por tantos santos a través de la historia. Leemos las Escrituras, oramos y aprendemos a ser un reflejo del amor de Dios. Cuando contemplamos, es el espejo del amor de Dios por toda la creación y la verdadera contemplación nos levanta y mueve el foco lejos de nosotros, ‘enfocando’ a los demás. Todo esto está en la Escritura, nuestras cartas de amor de Dios. Él nos enseña a enfocarnos en el reino de Dios y en amar a los demás. Leemos en el evangelio a dejarlo todo para acercarnos más a Jesús. Escuchemos las palabras de la Escritura y sepamos que lo único que realmente tenemos que poseer es a Nuestro Señor, Jesús.

Sacamos nuestra fuerza de estas cartas de amor y de la Iglesia. Cuando vuelvo de la iglesia, el domingo o cualquier día de la semana en que voy a misa, siento ese apoyo y sé que nuestro Señor está conmigo. Saco mi fuerza de la Eucaristía, la gente, que es la Iglesia; nuestros sacerdotes, todos los sacramentos y la Trinidad que está siempre ahí enseñando a guiar y a animarnos con su amor. Tenemos que saber cuán amados somos para que podamos amar y servir a los demás. Cuando no podemos orar, entonces Jesús va delante del Padre, de rodillas y con amor ora por nosotros. Nuestro Salvador hace el rezo que nosotros no somos capaces de hacer. Las oraciones de Jesús por nosotros, no son oraciones de intercesión, sino que son hondas y muy profundos. Mantengamos esto en nuestros corazones y sepamos que nunca hay una ausencia de oración.

Siguiendo el Modelo de Jesús – Cuando compartimos nuestra fe, Jesús es nuestro modelo. Él tuvo compasión para el incrédulo. Se reunió con la gente a su propio nivel, y les habló en sus jergas. También les hizo pensar y buscar una respuesta al predicar las parábolas e historias. Sabemos que modelamos a Jesús cuando hacemos su trabajo. No es nuestra voluntad, sino su voluntad. Jesús dio la bienvenida a todos los necesitados, sin importar la necesidad. A todos los huéspedes que se nos presentan debemos darles la bienvenida como a Cristo, porque Él mismo dirá: “Fui inmigrante y me acogisteis.” Nuestro papel es doble. Venimos a los necesitados modelando Jesús, pero servimos a Jesús también. Los heridos, los enfermos, los quebrantados, los confundidos, los adictos, los encarcelados, los abandonados, los mal gobernados, los pobres y todos los necesitados son tratados con amor y a todos se les debe servir como si se le sirviera a Jesús. Sabemos por las Escrituras, Mateo 25:40 NVI: “El Rey les responderá: En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de los más pequeños de estos hermanos y hermanas míos, a mí lo hicisteis.” Esta es a menudo la Escritura que nos forma en nuestro servicio como Vicentinos. Sigamos el modelo de Jesús en nuestro servicio, siempre. “Señor, ayúdanos a ser buenos administradores de los dones que has derramado sobre nosotros. Llévanos a aquellos que necesitan nuestra ayuda y permite por favor que sigamos tu modelo siempre.”

El Acaparamiento No Es Un Principio Evangélico – Acaparar objetos materiales realmente no es un principio o parte del Evangelio. Los milagros de los panes y los peces, el multiplicar nuestra comida, no se refiere a la abundancia material, sino que son actitudes mentales y espirituales. ¡Dios provee! Cuando una crisis golpea, como sucede regularmente, sí tenemos dinero y bienes para compartir con los golpeados. En lo que fallamos es en que no confiamos más en Dios. Si tenemos la necesidad de ayudar a los demás y nuestra cuenta de banco está baja, oremos. Pidamos a nuestros Vicentinos que oran y lo más importante, creamos, confiemos en que Dios proveerá. En mi primer año como Vicentina, mi párroco y yo estábamos tratando de llenar cestas de Navidad; de repente, nos quedamos sin comida. Él me miró y me dijo: «Lynn ponte de rodillas y reza!» Hice lo que me dijo. Sonó el timbre y el padre fue a la puerta. «¡Oh, no, alguien que necesita algo!«, pensé. El Padre regresó con dinero en la mano. Ya era demasiada la coincidencia. Luego rezamos de nuevo en acción de gracias. Nunca he olvidado ese momento y por eso, me animo a orar siempre, pero lo más importante es creer y confiar en Dios.

Jesús nos desafía, como Dios lo ha hecho por toda la historia de la salvación, confiando en que vamos a sobrevivir o a sufrir juntos. Cuando estamos juntos, vivimos como un solo cuerpo y un solo espíritu, honrados por la confianza de todos y todos nos sentimos que somos amados, y todos somos dignos de tener nuestras necesidades básicas satisfechas. Oremos, vivamos el Evangelio y creamos.

Bendiciones,

Lynn

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