Discurso de apertura de la Asamblea General de JMV

por | Jul 25, 2015 | Juventud Mariana Vicenciana | 0 comentarios

Palabras de apertura de la Asamblea General de JMV, en Salamanca, de mano de Yasmine Cajuste, Presidenta Internacional:

Queridos miembros y asesores de JMV:

yasmineBuenos días a todos.

Quisiera empezar estas palabras de bienvenida invitándoles a fijar un poco la mirada sobre el logo que nos acompaña en estos días. Creo que tiene mucho que decirnos.

Las formas, los colores y los símbolos nos invitan a una aventura: la de dejarnos evangelizar para evangelizar, incluso en estos días de Asamblea y más allá de este encuentro en Salamanca.

El joven de JMV, los que están aquí y los que se han quedado en los diferentes países, es un joven lleno de esperanza – color verde -­‐, un joven que inicia la aventura de JMV con el deseo de encontrar allí, a través todo lo que ofrece la Asociación, ese Cristo que salva y ama, muchas veces sin saberlo. Es un joven que, a veces como en esta foto, está de pie, lleno de confianza en sí y en Dios, pero es también un joven que se cierra en sí mismo, que da la espalda en ocasiones, que se acobarda ante los desafíos y es incapaz de ver a Dios actuando en su vida y en la de los pobres.

Por eso, lo único que podemos ofrecer a cada joven en la Asociación es la experiencia de Cristo, una experiencia que preparamos, facilitamos, promovemos, pero sobre la cual no tenemos ningún control. Las curvas del Evangelio y de la cruz nos sugieren que esa aventura es ante todo obra del Espíritu Santo, que nos lleva adonde quiere, cómo quiere y cuándo quiere. Un Espíritu que actualiza cada día las escrituras y el sentido de los acontecimientos, y que nos permite colaborar en la construcción del Reino en la medida que seguimos – como en el logo -­‐ arraigos en la Palabra de Dios, fortalecidos en la gracia que mana de la cruz y con la mirada abierta ante un mundo que nos desafía y nos espera.

Por eso y para eso, hace 185 años, María quiso nuestra Asociación: para que cada joven pueda descubrir a Jesucristo, hacer lo que Él le pide y encontrar así su felicidad desde el encuentro con Él en los más desfavorecidos. Es desde esta experiencia que el joven, evangelizado y transformado en Cristo, puede salir, ser portador de la alegría del Evangelio y ser luz del mundo – color amarillo –, luz que encuentra su fuente en Cristo y que sale al encuentro del mundo en fidelidad al pedido de Cristo: “Id por todo el mundo y anunciad el evangelio”. Y lo hace viviendo el carisma mariano y vicenciano en medio de la sociedad.

¿Es así como nos planteamos el sentido de todo lo que hacemos, tenemos y soñamos en JMV? ¿Es una aventura para el joven o para cada uno? Quizás el lema y el logo de esta Asamblea pueden ser figura de lo que estamos llamados a vivir en estos días. Deseo que ese Encuentro sea para cada uno un tiempo de amistad con Dios y con los hermanos, una oportunidad para crear lazos de fraternidad, y cauces para compartir las riquezas y las necesidades de nuestras Asociaciones nacionales a diferentes niveles. Los momentos de trabajo en grupo, los talleres, las exposiciones, las reuniones por regiones, deben ayudarnos a aprender los unos de los otros y a soñar con la Asociación en los próximos años, sabiendo que solo los que saben soñar pueden seguir luchando por lo que quieren.

Me queda una última inquietud ante ese logo… ¿Se trata de un joven o, según la tradición bíblica, de la figura de todo un pueblo, de toda una Asociación? Dios nos conceda vernos como uno, más allá de la diversidad de nuestras asociaciones nacionales y la variedad de opiniones. En estos días, abran su corazón y su mirada a un horizonte más amplio que su país, su cultura, su historia, su continente, sus formas de pensar y de hacer las cosas. Podemos ser uno y dar frutos diferentes; podemos soñar juntos aunque seamos 10, 100 o 10.000 en nuestros respectivos países; podemos dialogar et discernir juntos para elegir un Consejo según el corazón de Dios, más allá de nuestras pobres miradas humanas. Podemos sobre todo tomar decisiones en nombre de todos, aunque muchos no hayan podido llegar por motivos independientes de su voluntad.

A partir de hoy, la esperanza de toda una Asociación está puesta en nosotros, porque en los próximos días nos compete la responsabilidad de tomar decisiones importantes para el futuro de JMV Internacional. Todo puede ser gracia si tomamos el tiempo de rezar, estar, escuchar, discernir y celebrar. Y más allá de una Asociación, nos mira la Familia Vicenciana que celebra el Año de la Colaboración Vicenciana y que está a punto de celebrar los 400 años del carisma, un carisma del cual somos los más jóvenes herederos. Y más allá de nuestra familia espiritual, nos mira la Iglesia que intenta aún decir a Dios en un lenguaje que el mundo pueda comprender, hecho de palabras portadores de vida y de gestos concretos. Hoy, somos pocos reunidos en esta sala, pero somos muchos soñando el mismo sueño. ¿Te dejarás evangelizar? ¿Ayudarás a reconocer caminos de evangelización para la Asociación?

Quisiera terminar agradeciendo desde ya a JMV España por su acogida y su contribución al éxito del 3er Encuentro Asiático y de esta 4ª Asamblea General. Gracias también, desde ahora, a los traductores, cuyo trabajo es tan importante para nuestro encuentro.

Estoy convencida que Dios está aquí y que María sigue llevando la barca de su Asociación. Que el Espíritu ilumine y acompañe nuestras vidas en estos días y cuando vayamos a implementar los sueños formulados.

A todos y a cada uno, ¡FELIZ ASAMBLEA 2015!

Yasmine Cajuste
Presidenta Internacional

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