Mons. Vicente Bokalic asumió el pastoreo de la diócesis santiagueña

por | Mar 12, 2014 | Congregación de la Misión | 0 comentarios

10949En un marco de profunda fe, miles de santiagueños recibieron con alegría al flamante obispo diocesano, monseñor Vicente Bokalic Iglic CM, en el marco de una solemne celebración eucarística realizada en la catedral basílica de Nuestra Señora del Carmen.

La toma de posesión de monseñor Bokalic comenzó con un encuentro fraterno, en horas de la tarde, en el Colegio “Madre Mercedes Guerra”, al que asistieron las comunidades parroquiales, de movimientos e instituciones de la diócesis.

Luego de compartir un momento de diálogo, todos los presentes partieron en peregrinación hacia el templo mayor, donde se llevó a cabo la celebración eucarística en la que se dio inicio formal al ministerio pastoral del noveno obispo diocesano.

Al llegar a la catedral, el prelado fue recibido por monseñor Gerardo Montenegro, vicario emérito de la parroquia. Luego se dirigió a los congregados, que colmaron la plaza Libertad. Inmediatamente ingresaron a la basílica, donde se desarrolló la Eucaristía

La misa fue presidida en un primer momento por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, y lo acompañaron numerosos obispos y más de 100 sacerdotes diocesanos y religiosos. Estuvieron también presentes el obispo emérito de Santiago del Estero, monseñor Francisco Polti, y el obispo auxiliar, monseñor Ariel Torrado Mosconi.

Iniciada la celebración, el cardenal Poli hizo entrega a monseñor Bokalic del báculo episcopal con el que conducirá y guiará al pueblo de Dios que le fue confiado por el papa Francisco. Ya dirigiéndose a la comunidad, en lo que fue su primera homilía como obispo diocesano, Bokalic invitó a cuidar, agradecer, promover, renovar y acrecentar el tesoro de la fe que tienen los santiagueños.

El prelado también observó que la Cuaresma, iniciada el pasado miércoles 5 de marzo, es un período propicio para descubrir y experimentar el amor misericordioso de Dios, y aconsejó “detenernos para mirar nuestra realidad”. Mencionó “dos polos” a contemplar: la fidelidad amorosa de Dios, que siempre brinda su amor salvador, y la realidad personal y comunitaria “que muchas veces desconoce esta oferta de misericordia y salvación”.

El obispo reflexionó sobre las tentaciones que el demonio hizo a Jesús en el desierto. Indicó que Satanás “le presenta un camino mucho más agradable, mas fácil y atrayente; ofreciéndole el pan para calmar su hambre, resolviendo las necesidades básicas… en definitiva, le propone un reinado temporal, honores, y reconocimiento de todos”.

Monseñor Bokalic previno a los fieles de caer en la tentación, y reconociendo que “es difícil ser testigos de la alegría cristiana en medio de tantas heridas físicas y espirituales”, animó a los presentes aseverando que con la Cuaresma se inicia “un momento providencial” que permite obrar un cambio profundo “para volver al camino del Señor”.

Insistiendo sobre los males y tentaciones que aquejan a los hombres, el prelado expresó: “Jesús mismo nos da la clave para la lucha: sólo se vence con la Palabra de Dios. No serán nuestras fuerzas, no será nuestro ingenio, no serán nuestras habilidades las que nos ayuden permanecer o volver al camino. Jesús nos dice que no solo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca del Señor”.

“Pidamos al Señor -añadió- que siempre que somos tentados, como hizo con los discípulos y con su paciencia, nos diga: «Detente, estate tranquilo. Acuérdate lo que hice contigo en aquel momento, en aquel tiempo: acuérdate. Alza los ojos, mira el horizonte, no cierres, no te cierres, ve adelante». Y esta Palabra nos salvará de caer en el pecado en el momento de la tentación”.

“Fijemos nuestra mirada en el Señor del Mailín, que nos ama y espera siempre para sanarnos; dejémonos abrazar por la Virgencita de Sumampa, que cuida de cada uno de nosotros, para ser como san Francisco Solano, enamorados de la Palabra de Dios, y así continuar construyendo una Iglesia, que sea una casa y escuela de comunión misionera para todos los santiagueños”, concluyó.

Texto completo de la homilía

La presencia del Papa

Por medio de una carta que se leyó al final de la celebración, el Santo Padre se hizo presente entre los santiagueños congregados para recibir al nuevo obispo.

“Quiero manifestarte mi alegría porque asumirás en Santiago -decía la misiva-. Y asegurarte mi cercanía y oración. Te deseo un ministerio cercano al pueblo fiel de Dios, ese pueblo que sabe que su Padre está en Mailín y su Madre en Sumampa. El Señor te acompañe en este peregrinar, en ese pueblo que no perdió su orientación en la vida. Saludo a los sacerdotes del presbiterio. Recuerdo con alegría mi visita allí. Y no te olvides de rezar por mi”.
Antes de finalizar la misa, la gobernadora de Santiago del Estero, Claudia Ledesma de Zamora, le hizo entrega de un presente, al igual que el Intendente municipal. Concluida la ceremonia religiosa, los presentes se trasladaron nuevamente hacia el colegio Madre Mercedes Guerra, donde compartieron un ágape fraterno.
Tras momentos de gran emoción, el obispo bromeó con los feligreses y agradeció la confianza del papa Francisco, y pidió que la Virgen de Sumampa lo proteja y mantenga su espíritu. Con toda la feligresía reunida, pidió rezar un Ave María.

Obispos presentes 
Asistieron a la Eucaristía el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli; el arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Alfonso Delgado; el arzobispo de Salta, Mario Antonio Cargnello, y el arzobispo emérito de Tucumán, monseñor Luis Villalba.
También estuvieron presentes los obispos de Jujuy, monseñor César Daniel Fernández; de La Rioja, monseñor Marcelo Daniel Colombo; de Rafaela, monseñor Luis Alberto Fernández; de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera; de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ; de Orán, monseñor Gustavo Zanchetta; de Reconquista, monseñor Ángel José Macín, y el prelado de Humahuaca, monseñor Pedro Olmedo Rivero CMF.
Acompañaron la celebración monseñor Joaquín Mariano Sucunza, obispo auxiliar y vicario general de Buenos Aires; monseñor Eduardo García, auxiliar de Buenos Aires y provicario de dicha arquidiócesis; monseñor Hugo Nicolás Barbaro, obispo de San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña, y su obispo auxiliar electo, Gustavo Montini; y el obispo castrense emérito, monseñor Antonio Baseotto, recordado por el pueblo santiagueño por haber sido obispo de Añatuya entre 1992 y 2002.+

FUENTE: AICA

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